Y en esto que Lázaro, una vez hubo resucitado, díjole a Jesús:
¡Se agradece pero hay que ver qué mal cuerpo le queda a uno después de morir!
Y Jesús, viendo el desánimo del hermano de Marta, le preguntó:
¿Acaso podría el pueblo de Judea ayudaros, qué es aquello que os apetece?
Respondió Lázaro: Pues ya que lo dices, metámosles unos cuantos petardos a unos muñecos de cartón piedra, así veamos como revientan su cabeza y se me quite esta modorra fruto del rictus
Sea, dijo Jesús conmovido, y añadió: Le llamaremos madamitas al espectáculo de ruido y destrozo
Dijo Lázaro extrañado: ¿”Madamitas”, y la razón de ese nombre tan estúpido?
A lo que Jesús, ya con un puntillo de mosqueo, respondió: Si tú tienes caprichitos ridículos yo también tengo todo el derecho del mundo a inventarme los palabrajos que me apetezca, faltaría más, que para eso moriré por vosotros, para liberaros de vuestros pecados, y encima me has hecho recorrer quince estadios, desde Betania a Jerusalén. ¡Amos, anda!
Y así fue como el pueblo de Judea celebró la fiesta de las madamitas, Lázaro, Ramos, en Pascuas estamos. Lo de comer rosquillas también se lo sacó de la manga el pueblo de Judea, ya puestos
13/03/2016
