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Soy un superhéroe sin presupuesto para comprarme el clásico traje de látex antibalas, ignífugo y lo suficientemente digno como para no provocar escarnio. Debo conformarme con maquillaje y tatuajes. En serio, esto de los recortes empieza a convertirse en una broma pesada. En fin, yo sigo con lo mío: hacer el bien sin mirar a quien saltando de rascacielos en rascacielos en una ciudad cuyo edificio más alto es el Hotel San Martín, en este plan.
04/01/2016
Fantastico ¡¡¡¡ como siempre...