A vueltas con el Brexit

Cuando el Reino Unido aprobó su salida de la Unión Europea, la sensación fue de catástrofe en toda Europa, incluso en el propio Reino Unido. Y aunque la salida es una realidad jurídica, hasta el momento no tiene consecuencias prácticas, al mantenerse durante un periodo transitorio la libertad de movimiento de personas, mercancías y servicios entre la isla y el continente, así como la vigencia del mercado interior.

Pero los plazos se agotaban. Y las conversaciones para un acuerdo post-brexit durante los últimos meses no han dado resultados. Nos acercábamos a un brexit duro, a las bravas, acompañado de aranceles y cuotas a los intercambios comerciales. Para que así no fuera la Unión Europea exígia algo tan en orden como que el Reino Unido se sometiera a unas reglas de competencia justa en materia laboral, medioambiental, de protección a los consumidores o de ayudas públicas a las empresas. Otro frente es lograr un acuerdo pesquero.

Este pasado viernes todos los indicadores se tiñeron de rojo, no solo en Europa sino incluso en EE UU. La libra esterlina vio caer su cotización frente al dólar un 1,5% a lo largo de la semana. Enfrentados al abismo, el primer ministro británico, Boris Johnson, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, han acordado continuar las negociaciones durante un tiempo extra. Los mercados respiran.

Imagen de Frank Augstein (AP). Los camiones de transporte de mercancías hacen cola en Dover (Inglaterra)