Calle de la Amargura

"Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame" (Mateo 16,24)

Ha sido una noche de Pasión, de burlas, de maltrato, de flagelación. Una noche demencial tras la cual lo cargan con un pesado madero, la cruz sobre la que son clavados los ladrones, para que todos vean cómo acaban los malhechores.

¿Y dónde están los suyos?. Aquellos con quienes acababa de celebrar la Cena Pascual, aquellos que eran sus amigos, sus discípulos .... apenas un puñado de mujeres le salen al paso, "Hijas de Jerusalén, no lloréis por mi..." (Lucas, 23,28). Igualmente en aquel recorrido de subida al Gólgota, Jesús encuentra a su madre. Sus miradas se cruzan. Se comprenden. María sabe quién es su Hijo. Sabe de dónde viene. Sabe cuál es su misión. Lo ve sufrir, por todos los hombres, de ayer, hoy y mañana. Y sufre también ella.

Cada madrugada de Viernes Santo, los marrajos acompañan a Jesús Nazareno en la procesión que partiendo de la Lonja de Pescadores de Cartagena, rememora aquella Calle de la Amargura y el Santo Encuentro con su madre. Una noche de luz de luna llena y cirios, de oración y penitencia, de pasos lentos, de caras transidas. 

Una noche de reflexión, para preguntarnos dónde estamos cada uno de nosotros. Si entre aquellos que por miedo se esconden o entre quienes están dispuestos a ir en pos de Él.

Quæ mærebat et dolebat pia Mater, dum videbat Nati pænas incliti. (San Buenaventura) 

Imagen de internet: Jesús Nazareno, talla de José Capuz, sale de la Lonja de Pescadores en la madrugada del Viernes Santo marrajo.