Cartas a Katherine Mansfield

La pasada semana leí "Cartas a Katherine Mansfield", de la escritora cartagenera Carmen Conde (1907-1996). Habré de empezar confesando que nunca leí a Katherine Mansfield (1888-1923), lo que de alguna manera entorpece la lectura y comprensión de este libro. Me he valido de algunas informaciones de internet y sobre todo de la imagen que de ella va surgiendo de las propias páginas del libro.

Carmen Conde quedó vivamente impresionada con la lectura de las "Cartas" y el "Diario" de la autora neozelandesa y establece esta relación epistolar con una persona fallecida, que al modo de aquellos diarios, memorias, confesiones o relatos autobiográficos de tantos autores clásicos sirve a la escritora para, mirándose en el espejo de Katherine Mansfield, profundizar en si misma, expresar sus dudas y anhelos, sus relaciones con las realidades cotidianas, sus misterios como autora.

Es este un libro para leer despaciosamente, a pequeños sorbos como quien paladea un whisky añejo. Sus 100 páginas en las que se incluyen amplio prólogo y anexo fotográfico se podrían leer de una sentada, pero yo he invertido toda una semana.

Una pequeña joya literaria, que se públicó en 1935 en entregas del diario madrileño El Sol y que no pudo ver reunidas en un libro hasta 1948, como primero de los cuadernos de la revista "Doncel" de Zaragoza. Ahora ha regresado con esta edición de Fran Garcerá.

"Hay amigos extraños; los muertos no lo son tanto como otros que aún no lo están, aunque lo sean. Katherine, amiga mia, tu compartes mi amistad con Emily Brontë. Y a las dos os he escrito profusamente.

La amistad no necesita, a veces, del mutuo alimento, basta que uno de los amigos hable, piense, ame, aunque el otro calle y sea invisible"