Don Juan Tenorio

Corren tiempos en que la tradicional representación de Don Juan Tenorio, ha sido relevada por la visión en calles, colegios o comercios de murciélagos, telarañas, calabazas, brujitas o fantasmas de sábana blanca. Además ese feminismo político, tan alejado del feminismo real de quienes propugnamos la auténtica igualdad real de la mujer y el hombre más allá de gilipolleces, denosta ahora la figura del Tenorio como machista, imagen de un calavera ignominioso y canalla, olvidándose que quedó redimido por el amor. El amor de Doña Inés. 

Y quienes aún gozamos de la representación del clásico sevillano, nos tropezamos este año con las restricciones impuestas por la pandemia que ha suspendido la representación anunciada en Cartagena, por una compañía local, en el Museo Arqueológico Municipal (que se levanta sobre una necrópolis tardo-romana) e incluso la Compañía de Cecilio Pineda no subirá el telón del Teatro Romea de Murcia, después de 30 años ininterrumpidos de representaciones.

Pero nos quedan los textos. José Zorrilla escribió su historia en 1844, que le inspiró El burlador de Sevilla de 1630, atribuido a Tirso de Molina. Y el nuevo personaje alcanzó una popularidad total. Quedémonos hoy, con un pequeño fragmento, que nos introducía en la obra:

D. LUIS: ¡Oh! Y vuestra lista es cabal.

D. JUAN: Desde una princesa real a la hija de un pescador, ¡oh!, ha recorrido mi amor toda la escala social. ¿Tenéis algo que tachar?

D. LUIS: Sólo una os falta en justicia.

D. JUAN: ¿Me la podéis señalar?

D. LUIS: Sí, por cierto: una novicia que está para profesar.

D. JUAN: ¡Bah! Pues yo os complaceré doblemente, porque os digo que a la novicia uniré la dama de algún amigo que para casarse esté .

D. LUIS: ¡Pardiez, que sois atrevido!

Texto: José Zorrilla. Imagen: Cartel de Don Juan Tenorio (1922) de Ricardo de Baños.