El Puente de la Risa

La Manga del Mar Menor fue hasta mediado el siglo XX una franja de terreno arenoso de 23 kilómetros de longitud que separaba el Mar Menor del Mediterráneo. Fue terreno público hasta 1863 cuando salió a subasta adjudicándose por 31.000 reales. Poco después fue adquirida por la familia Maestre.

La Manga bien pudo haberse convertido en aquel "Paraiso entre dos mares" con que se promocionaba en la vallas publicitarias de los años 60. Pero el dinero es el dinero. Y el afán de los constructores unido a escasa o nula inquietud (solo recaudatoria) de los ayuntamientos de Cartagena y San Javier conformaron el paisaje urbano que hoy conocemos: escasas zonas de servicios, ausencia de zonas verdes, inexistencia de paseos marítimos o grandes atascos para entrar y salir (especialmente graves en verano).

El último sueño del propietario y promotor Tomás Maestre fue recrear en la zona final de La Manga una pequeña Venecia residencial. El arquitecto y urbanista catalán Antoni Bonet i Castellana diseño la urbanización Veneziola. Aunque la draga del Canal del Estacio para permitir la entrada de barcos de calado en el puerto supuso el mayor intercambio de aguas entre ambos mares y la alteración de las condiciones naturales de salinidad y temperatura del Mar Menor.

Y aquí es donde encontramos el "Puente de la Risa" levantado sobre la Gola del Charco. El nombre se debe a su pronunciada pendiente que produce una sensación de vacío en el estómago al pasar con el coche propia de determinadas atracciones de feria, lo que conlleva la risa automática de los ocupantes.

Imagen de mi archivo