El valor de la seda

El descubrimiento de la seda de la especie de gusanos de seda Bombyx mori ocurrió en China cerca del 2700 a.C. Los chinos fueron plenamente conscientes de su inmenso valor, y por ello, durante tres mil años se guardó como un gran secreto, castigándose duramente cualquier infracción de esta ley. Cuenta la leyenda que Justiniano, el emperador de Constantinopla, obsesionado por descubrir el método de producción de la seda , envió como espías a dos monjes nestorianos quienes, arriesgando peligrosamente su vida, consiguieron sacar de China una pequeña cantidad de huevos escondidos en sus bastones, eludiendo para ello los numerosos controles a lo largo de toda la ruta de la seda.

Esta imagen forma parte de una serie en la que varios artesanos muestran las etapas de la fabricación de seda en el pueblo de Co Chat, en la provincia de Nam Dinh, Vietnam. Las imágenes fueron tomadas por el fotógrafo Do Tuan Ngoc, quien relata que según los artesanos: "las distintas etapas de la fabricación de la seda crean el producto más hermoso y de calidad cuando se hace manualmente. Se necesita mucha precisión y paciencia, pero una vez terminada, esta delicada tela es recolectada y vendida por los comerciantes a las empresas textiles de todo el mundo".

La producción de seda tardó en llegar a Europa. Fueron los comerciantes venecianos quienes la importaban y con ello se alentó a los productores a asentarse en Italia, extendiéndose posteriormente por el occidente europeo.  En España, entre los siglos XV y XVIII, se produjeron algunas de las mejores sedas de Europa. En Valencia queda el testimonio de la Lonja de la Seda y el Colegio del Arte Mayor de la Seda. En la Huerta de Murcia dos judíos murcianos expulsados por los Reyes Católicos (Antonio de Grimaldo y Carlos Peralta) fueron los que, al volver de su "exilio" italiano, importaron las técnicas con las que la industria sedera alcanzó un auge insospechado provocando una avalancha de agricultores que comenzaron a cultivar morera en sus tierras. Los siglos XIX y XX suponen una importante crisis para la sericultura y su industria en toda España, motivada por las epidemias y la fuerte competencia extranjera, especialmente la italiana, y hoy su producción es puramente testimonial.

Los mayores productores de seda en la actualidad se encuentra en el sudeste de Asia, con China e India a la cabeza. Un campo de creciente demanda de la seda es el sanitario, pues a través de un proceso de manufactura especial se consigue hacerla adecuada como sutura quirúrgica no absorbible por el organismo.

Imagen: Cordon Press / Do Tuan Ngoc