La Reina Zenobia de Palmira

Imagen: "Última mirada de la Reina Zenobia a Palmira" de Herbert Schmalz (1856-1935) Pintor inglés de la época victoriana que cultivó los temas orientalistas.

La historia, en ocasiones, nos deja increibles personajes, que por extrañas circunstancias no son muy conocidos. Uno de ellos es la Reina Zenobia de Palmira (siglo III).

Conocida como la Cleopatra de Siria, accede al trono de Palmira en el año 265, a la muerte de su esposo, el Príncipe Odenato, quien era aliado de Roma. Zenobia rompe esta alianza e intenta crear su propio imperio, frente a romanos y sasánidas.

Emprendió campañas militares que le permitieron dominar Asia Menor e incluso tomar Egipto.

Pero el emperador Aureliano, puso en marcha toda la máquina militar del Imperio. Para su ataque final estableció su cuartel en Emesa (actual Homs), entrando vencedor en Palmira en el año 272. Zenobia, encadenada con cadenas de oro (obsérvese la pintura), fue la principal atracción del desfile de la victoria en Roma.

Se dice que Aureliano, impresionado por su belleza y dignidad, la liberó y le dio una villa en Tibur (ahora Tivoli, Italia), donde pasó el resto de su vida. Algunos historiadores (antiguos y modernos) creen que se casó con un senador romano y tuvieron descendencia.

Parece ser que Zenobia, aparte de su ambición política, era una reina culta y cortesana, que fomentó las artes y consiguió hacer una Palmira tan rica y avanzada que tenía su propia lengua y su propio arte, el palmirino, que tuvo en la piedra caliza y dorada de las montañas que rodean la ciudad su materia principal.

Palmira que quedó enterrada por la acción de un terremoto, fue rescatada del olvido en el siglo XX, cuando ya sólo unos pocos beduinos buscaban refugio en sus milenarias piedras, las mismas que hoy constituyen un legado arquelógico de primer orden y son la principal ventana turística de Siria y la admiración del viajero.