Las cuatro Epifanías

Aún no se ha borrado del rostro de nuestros niños ese gesto de sorpresa, admiración y felicidad absoluta, al descubrir los regalos de Reyes Magos. Una tradición que deriva del recordatorio de los dones entregados al Niño Jesús. Es la fiesta que litúrgicamente llamamos Epifanía o manifestación del Señor.

Pero según leemos en la Enciclopedía Católica, la Sagrada Escritura menciona otras tres manifestaciones del Señor, a las que también podemos atribuir el nombre de epifanía:

1) LA NATIVIDAD DEL SEÑOR. Según nos narra el capítulo 2 del Evangelio de Lucas; "Apareció de pronto una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: ¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra, paz a los hombres que el Señor ama!".

2) EL BAUTISMO DE JESÚS. El capítulo 2 del Evangelio de Marcos nos dice: "Fue bautizado por Juan en el Jordán. Y al salir del agua, vio que los cielos se abrían y que el Espíritu Santo descendía sobre él como una paloma; y una voz desde el cielo dijo: Tú eres mi Hijo muy querido, en ti tengo puesta toda mi predilección".

3) EL MILAGRO DE CANÁ. En las bodas de Caná, Jesús realiza su primer signo, poniendo de manifiesto todo su poder al transformar el agua en vino, a petición de su madre. Nos lo narra el capítulo 2 del Evangelio de Juan: "Su madre dijo a los sirvientes: Haced todo lo que Él os diga".

Y con la Epifanía o manifestación a los magos, hemos terminado el ciclo festivo de Navidad. Recuperamos la cotidianidad. Pero no se hagan ilusiones. En nada tenemos San Fulgencio con las pelotas galileas de Pozo Estrecho y los boniatos del Palacio Episcopal de Murcia. E inmediatamente, San Antón con sus "rollicos". Y es que como dice el refrán, "Hasta San Antón, fiestas son".

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