Letur

La primera visita la realizamos a la villa de Letur, un antiquísimo asentamiento humano, que, según las guias turísticas, cuenta con algunos santuarios prehistóricos y frágiles muestras de pintura rupestre. Letur tiene una población en torno a los 1.000 habitantes.

Así visitamos la Plaza Mayor donde se ubica el Ayuntamiento, elegante construcción renacentista del XVI, dividida en dos cuerpos, siendo el inferior de buena sillería, con dos amplios arcos de medio punto que descansan sobre columnas toscanas. Frente a él, encontramos la Iglesia parroquial de Santa María, declarada Monumento Nacional en 1981. Es el edificio más emblemático de la población. Fue construida entre finales del S. XV y principios del XVI. Enamora su nave interior, de estilo gótico, austera y recogida que invita a la oración La portada exterior es renacentista plateresca, decorada con frutos y hojas.

Recorremos la Calle Albayacín, considerada como uno de los mejores ejemplos de arquitectura islámica de la villa y nos llegamos hasta el Mirador de La Molatica encaramado sobre los cortados rocosos que forman el peñón donde se asienta el pueblo, desde donde contemplamos una bonita estampa de los huertos entre los que serpentea el cauce del arroyo de Letur, que recoge casi la totalidad de las aguas que nacen en todo el término, desembocando hacia el norte en el río Segura, que transcurre paralelo a la sierra del Regalí.

La economía de Letur es básicamente de carácter agro-pecuario, existiendo una pequeña industria láctea y de derivados.

Antes de abandonar esta localidad, nos avituallamos de pan, carne y embutido para la barbacoa que tenemos pensada en la casa rural.

Imagen recibida por WhatsApp: Ayuntamiento de Letur.