Luz y flor en la Semana Santa de Cartagena

Como comentábamos, fue en el ultimo cuarto del siglo XIX, cuando la Semana Santa de Cartagena, comienza a desarrollar hechos diferenciales que le proporcionan unas características propias muy definidas.

Nos situamos en una etapa histórica en que las convulsiones políticas y militares parecen dar paso a un momento de gran desarrollo económico, especialmente por la recuperación de la actividad minera. Y nos encontramos con el modernismo como expresión artística. Y aparece el llamado "trono cartagenero" con elevadas cartelas que dan oportunidad a dos elementos típicamente mediterráneos: la luz y la flor.

La flor, expresión de primavera, se muestra en exuberantes arreglos donde los floristas, buscan los tipos de flor, el color y las combinaciones idóneas y adecuadas para cada paso. Estos "tronos cartageneros" que portan una única imagen tienen en el clavel su principal adorno. Pero otros tipos de flor encuentran también su sitio para embellecer y aromatizar los distintos momentos de la pasión de Cristo. En cualquier caso los floristas nunca dejan de innovar y sorprender con sus arreglos.

Respecto a la luz, es algo que siempre se buscó en Cartagena. Si antaño con la multiplicación de cirios, la llegada de la electricidad supuso un antes y un después, pues los cartageneros se encandilaron con aquella potencia que proporcionaba la electricidad y de inmediato idearon un estudiado sistema de cableado que iba enganchando en el alumbrado público y que iluminó toda la procesión. Hoy los cables han desaparecido y son baterías (al principio voluminosas y pesadas) las que proporcionan esa luz se demanda en Cartagena.

Luz y flor son, pues, dos elementos irrenunciables y principales de nuestra Semana Santa.

Imagen propia: Trono de Santiago Apóstol (talla de Sánchez Lozano), en el interior de la Iglesia antes de iniciarse la procesión california de Miércoles Santo 2017 (apagado).