Minas de Mazarrón.

Sábado 23 de Abril. Organizada por la asignatura de Geología, la Universidad de Mayores UPCT, realiza la segunda de las visitas programadas, que en esta ocasión nos lleva hasta la cuenca minera de Mazarrón, y más concretamente al enclave formado por los cabezos de San Cristóbal y Los Perules.

Hablamos de dos domos o estructuras subvolcánicas, con mineralización de tipo filoniano en profundidad de hasta 700 metros con ramificaciones. Son ricas en galena, esfalerita, pirita y marcasita, entre otros minerales. Existe constancia arqueológica de su explotación desde la Edad de Bronce, pero fueron los romanos quienes entre los siglos II a.C. y IV d.C. activaron la minería de forma intensiva.

Pero esta cuenca es especialmente rica en alumbre, un sulfato de alúmina y potasio que se utilizaba para fijar los colores en la industria textil, el cuero, la elaboración del vidrio y para medicinas, entre otras aplicaciones. Cuando en 1453 cae Constantinopla, y las minas bizantinas quedan en poder turco, el precio del alumbre se dispara. En el año 1462 Enrique IV concederá la explotación del alumbre a Juan Pacheco, Marqués de Villena, quien a su vez cedió la mitad de sus derechos a Pedro Fajardo, Adelantado Mayor del Reino de Murcia y titular del marquesado de los Vélez. Para ello, 500 ó 600 familias llegan desde Castilla fundando un pequeño poblado conocido como “Casas del Alumbre de Almazarrón”, germen de la actual Villa de Mazarrón.

Una vez decayó la explotación de las minas de alumbre, la almagra, la sustituyó durante los siglos XVII y XVIII, que era comprado por la Real Hacienda para el Arsenal de Cartagena, así como para el famoso tabaco colorado de Sevilla.

Mazarrón recuperará de nuevo su esplendor en el siglo XIX, cuando se reinicia la actividad minera en busca de plata, plomo, hierro y zinc.

Imagen de mi autoría: Cabezo de Los Perules de Mazarrón.