Oro femenino

Está claro que la revolución femenina del último siglo ha sido imparable. El pasado domingo conocíamos dos éxitos del deporte femenino español. Mientras la granadina María Pérez obtenía la medalla de oro en 20 km marcha en Budapest, la selección española de fútbol femenino alcanzaba la gloria al proclamarse campeonas del mundo en Sidney.

Llegar a estos éxitos no ha sido un camino fácil, sino lleno de dificultades e incomprensiones que ellas han sabido superar con determinación y esfuerzo. Y antes que ellas, fueron aquellas pioneras que marcaron el camino a seguir.

Hoy vamos a recordar la figura de Annette Kellerman (1887-1975), profesora de natación y nadadora profesional australiana, estrella de cine del vodevil, escritora y emprendedora. Annette Kellerman, sufrió la polio en su infancia y con solo 6 años hubo de llevar un aparato ortopédico. Sus padres la inscribieron entonces en clases de natación y pronto, su destreza y pasión la llevaron a convertirse en una figura destacada de la disciplina. A la edad de 13 años, sus piernas eran ya prácticamente normales y hacia los 15 ya sabía nadar en todos los estilos y ganó su primera carrera.

Y no se quedó solo en la natación, Kellerman se convirtió en una de las primeras actrices acuáticas del mundo, y desencadenó una revolución en la moda de verano con su atrevido e innovador traje de baño de una sola pieza, diseñado para la natación deportiva, que desafiaba las normas sociales de modestia y feminidad de la época. No pocos la consideraron una prenda indecente, a pesar de lo cual el modelo alcanzó popularidad. Su valentía y estilo único la convirtieron en un ícono de la moda y las mujeres de todo el mundo comenzaron a adoptar su diseño, inspiradas por su audacia y determinación.

Gol de Olga Carmona, que da el campeonato del mundo a España. Foto, Pablo García/RFEF

María Pérez, oro en 20 Km marcha. Foto, Agencia EFE