Ostia Antica

Nos desplazamos 30 kilómetros, para visitar Ostia Antica, el antiguo puerto comercial de Roma, situada en la boca del Tíber y que se convirtió en una floreciente ciudad de unos 100.000 habitantes. Posteriormente, con la caída del imperio, los constantes ataques de piratas árabes, el consiguiente declive del comercio y una epidemia de malaria que arrasó la ciudad, Ostia fue abandonada en el siglo IX y cayó en el olvido hasta el punto que quedó sepultada bajo la arena. Además, durante la Edad Media muchas piedras de su ciudad fueron utilizadas para construir edificios en varios puntos del país como la conocida Torre de Pisa.

La visita a Ostia es encontrarse con una ciudad romana, tal cual. Es casi imprescindible para conocer la Roma antigua, su organización, su forma de vida, sus infraestructuas, sus usos y costumbres. 

Recorremos el Decumanus Maximus,  de unos dos kilómetros de longitud, que atraviesa toda la antigua ciudad y donde encontramos edificios y negocios. Visitamos el Foro, centro neurálgico de Ostia y donde se concentraban muchos de los edificios religiosos y civiles más importantes de la ciudad. Tiene planta rectangular y hoy en día todavía podemos ver los restos de lo que fueron las letrinas públicas, las termas más importantes de Ostia, el Capitolium o el Sacello dei Lares Augusti, un pequeño templo circular dedicado al dios Lares Augusti, protector del emperador. 

Vemos los Almacenes u Horreas, antiguos depósitos donde se almacenaban las mercancías, la Taberna de los pescadores que conserva varios mosaicos, el Teatro con una capacidad para 2.500 espectadores y al que todavía hoy dan uso, el templo de Hércules del siglo II, el Thermopolium de la Calle Diana, antigua taberna del siglo III, destinada a la venta de comida y bebida calientes. Todavía podemos ver la barra de mármol, antiguas vasijas y algunas pinturas muy bien conservadas. En la parte trasera tenía un patio con una fuente donde posiblemente se servía la comida al aire libre en los días de verano. Las Termas de Neptuno. Las termas ofrecían a los romanos que se acercaban hasta allí varias piscinas de agua fría, templada y caliente, gimnasio, sauna y letrinas por un módico precio.

En fin, todo un disfrute, para los que nos gussta recrearnos en la historia y el mundo de la antiguedad. 

Imagen propia: Termas de Neptuno. Estas termas se comenzaron a construir bajo el mandato de Domiciano aunque finalmente fue Antonino Pío quien las terminó. Un gran mosaico de Neptuno es el que da nombre a estas espectaculares instalaciones, en él aparece el dios desnudo, empuñando un tridente, subido en una cuadriga tirada por caballos y rodeado de monstruos marinos.