Paz y Bien

Parecen dos conceptos olvidados. La paz se convierte en una utopía porque la depredación humana sobre su propia especie parece norma de obligada aplicación entre los mandatarios que dirigen el mundo. Y para el mundo de hoy, practicar el bien es cosa de tontos. ¡Benditos tontos!. Tontos como Mahatma Gandhi, Nelson Mandela, Carl von Ossietzky, la Madre Teresa de Calcuta y miles de personas la mayoría de ellas anónimas, incluso personajes del mundo del espectáculo que han trabajado por la paz y el bien como Walt Disney o Charles Chaplin.

Sin embargo la paz es el primer mensaje que surge del pesebre de Belén. El canto de los ángeles, del evangelio de Lucas nos lo recuerda: “Gloria in altissimis Deo, et super terram pax in hominibus bonae voluntatis”

Respecto al bien, Aristóteles lo concebía como la perfección a la que tiende cada cosa, pero sería Kant quien rompe con anteriores teorías y lo concibe identificándolo con la "buena voluntad", con lo que el fin de la acción moral no es ya la vida feliz, sino la vida digna.  San Pedro se refiere a este Jesús de Nazaret que nació en Belén, diciendo que “pasó haciendo el bien” (Hechos 10,38), lo que viene a confirmar la alianza entre ambos términos, que ya encontramos ampliamente en los textos veterotestamentarios. No hay paz sin bien, ni hay bien sin paz.

Aunque el mensaje cristiano no puede ser reducido a dos palabras, “Paz y Bien” es una fórmula de salutación adoptada por la orden franciscana, que nos acerca de manera sencilla y clara al misterio de Belén.

Imagen: Nacimiento de Jesús. Juan de Borgoña (1494-1536). Museo Diocesano de Cuenca.