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Al saberse que iban a derribar el cine municipal los teléfonos empezaron a funcionar y fuimos bastantes los que viajamos a nuestra ciudad para decir adiós al caserón donde habíamos aprendido tantos gestos.
Había que adelantarse a la piqueta desalmada. Cada cual quería quedarse con un recuerdo, los viejos carteles de un trasatlántico con las luces encendidas o de apariciones de la Virgen o de los besos de tornillo de una espía rusa.
Al final decidieron que habría una voladura controlada. Sería la última película que nos diesen.
Pero el espectáculo fue que al estampido de la dinamita se espantaron los caballos de la Remonta y rompieron vallas y galoparon las calles, y todos caímos en la cuenta de que no hubiera podido existir el arte del cine si no se hubieran inventado los caballos.
Texto: Antonio Pereira
Imagen de internet
Una historia de lo más curiosa en la que se mezclan realidad y ficción. Los carteles cobran vida y los caballos huyen despavoridos ante la voladura... es muy bueno.
Un abrazo y feliz velada.
Buenos dias mi querido Fernan, historia curiosa la verdad, besitos.
Una auténtica pena el derribe del cine municipal, es ver como todos los buenos recuerdos y buenas películas se derrumban.
Besos!
Tres Clásicos Con Caballos
Se merecen un Like
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maravillas10Ayer a las 21:11
violemiviAyer a las 10:08
angela.6904/02/2025
Joaki-00703/02/2025
policered02/02/2025