Viajeros y turistas

Bazar Jan el-Jalili

"Un turista es el que piensa volver a casa desde el mismo momento de su llegada, mientras que el viajero puede no regresar nunca" (El cielo protector- Paul Bowles)

Yo siempre he intentado considerarme un viajero. Quizás por ello a lo largo de mi vida he viajado por mi cuenta, al margen de grupos o agencias, para ver y disfrutar de los lugares y las gentes a las que he visitado. En los últimos años, no obstante, me he embarcado en viajes turísticos, siguiendo apresuradamente a un guía (mis respetos para los guías, que se esfuerzan en darte a conocer el patrimonio y las historias de cada lugar) y con apenas tiempo para vivir en autenticidad el lugar visitado. En los viajes turísticos se ve mucho, pero se conoce poco de las realidades que hay tras los monumentos visitados, el pensamiento de sus gentes, su modo de vivir, de trabajar, de comer, de rezar, de divertirse. 

 Cuenco de falafels

Turista es que va a Egipto (por ejemplo) y vuelve diciendo aquello de "Todo precioso, aunque mucha suciedad", porque en cinco días ha visitado Menfis, la Estatua Gigante de Ramsés II, las Pirámides, el Museo Egipcio o la Sala de las Momias, pero en verdad no ha desayunado con un Ful Medames ni ha comido un fatten o unos falafels, ni se ha sumergido y perdido por zocos, bazares, ferias, mercados, o mercadillos como el de Al Ataba o el zoco de Jan el-Jalili. Ni se ha sentado en uno de sus cientos de antiguos cafés para dejar pasar el tiempo mientras degusta un café o un té con hierbabuena, mientras fuma en pipa de agua, o juega a la tawla (backgammon). Ni han asistido a conciertos en el Cairo Opera House. Ni ha tenido tiempo de coger el autobús que te traslada en unas tres horas a la histórica Alejandría.

Los más de 20 millones de habitantes de El Cairo se convierten en 65 en todo el Delta del Nilo, triángulo formado por Alejandría-El Cairo-Port Said. No se puede conocer en cinco días y seis noches. Por eso estoy considerando volver a mi antigua condición de viajero.