var isMobileBrowser=false;
siempre quedaria abierto el Farolito, El Consul, sabia que jamas llegaria al amanecer. Pero al menos podria tamar un vaso de mezcal en EL FAROLITO, despues la noche paz-taria con las atroces barrancas, aquellas hendiduras que tan bien reflejaban su corazon atormentado. Las barrancas de fuego helado eran absolutamente indiferentes.
el silencio habla lenguas donde la coherencia arde.
Como el corazon de tu lengua.