A LA VEJEZ VIRUELAS

Se emplea cuando sobreviene algo fuera de ocasión o tiempo. Se dice en tono irónico cuando alguien de cierta edad actúa según es costumbre en la juventud, incluido en el amor. Se refiere especialmente a quien se resiste a envejecer y lo demuestra haciendo conquistas amorosas. En consecuencia, se aplicaría a un viejo verde o a quien tiene un comportamiento impropio de una persona de cierta edad. En sentido muy general, se emplea si ocurre algo a destiempo.  La viruela, con erupción de numerosas pústulas contagiosas que dejan señal si uno se rasca la piel, es una enfermedad propia de la infancia.  Se dice que el que «los viejos» sean alegres y enamorados es algo «impropio», atípico o poco frecuente, de las personas entradas en años, al igual que lo es el que contraigan la enfermedad de la viruela, que solía diagnosticarse a edades más tempranas. De ahí la razón de ser de este dicho, «a la vejez, viruelas», que aún hoy tanto se emplea y que, curiosamente, se ha conservado llegando así de joven hasta nuestros días.

(Centro virtual Cervantes)

Este es uno de los refranes que todo el mundo emplea y que es de los más fáciles de entender tal y como lo explican los del Cervantes. Tener viruela (o viruelas como cualquier otra afección de la infancia) es una enfermedad que raramente padece un adulto y menos una persona de edad avanzada y eso se aplica a quienes tienen una actitud impropia de sus años no solo en el amor sino en otras situaciones de la vida, como en la forma de vestirse o de actuar  (como quien se empeña en hacer deporte a una cierta edad) y  que hacen que esas personas puedan caer fácilmente en el ridículo.

Hay una obra de teatro del XIX que se titula así y trata de una madre y una hija que están enamoradas del mismo chico, una comedia teatral del maestro del género en español en su época: Manuel Bretón de los Herreros. En ella conocemos a doña Francisca, adinerada dama obsesionada con la moda y las costumbres parisinas, quien acaba de prometer a su hija Joaquinita con el maduro don Braulio. Doña Francisca, a su vez, está enamorada de don Enrique, amigo de don Braulio, y requerirá de este un favor para interceder por ella ante su amigo. Se sucederán los enredos hasta que el amor haga acto de presencia.

Vamos que mejor dejemos de lado la idea de hacer cosas a destiempo, lo que no hayamos hecho hasta ahora, ya quedó atrás y lo "pasao, pasao". ¿Quedaría muy ridículo si yo me subo a este carrusel? Más bien sí.

Besos.