ARREPENTIMIENTOS

Hablar sobre la muerte suele ser incómodo, pero el psiquiatra Enrique Rojas destaca la importancia de reflexionar sobre los arrepentimientos más comunes que las personas experimentan al final de sus vidas,  cinco grandes arrepentimientos que, según él, son universales y ofrecen valiosas lecciones sobre el sentido de la vida.

Uno de los arrepentimientos más frecuentes es haber dedicado demasiado tiempo al trabajo, sacrificando momentos valiosos con seres queridos o tiempo para uno mismo. Muchas personas llegan a lamentar haber puesto el trabajo como prioridad, dejando de lado la vida personal, lo cual genera una sensación de pérdida irrecuperable. El segundo  es haber otorgado demasiada importancia a asuntos que, con el tiempo, se revelaron como irrelevantes: la habilidad de evaluar con claridad qué merece nuestra preocupación y qué no. Preocuparnos por aspectos triviales, como problemas cotidianos menores, puede apartarnos de lo esencial. El tercer arrepentimiento recurrente es no haber disfrutado lo suficiente de la vida, olvidarse de disfrutar los pequeños placeres que hacen la vida significativa. Para muchos, esto incluye no haber viajado más, no haber aprovechado el tiempo con los amigos o no haber hecho lo que realmente les apasionaba. Otro arrepentimiento común es no haber sido fiel a uno mismo, vivir según las expectativas de los demás: familiares, amigos o compañeros de trabajo y no haber seguido sus propios deseos o metas, por temor a ser juzgados o no encajar. Finalmente, el último gran arrepentimiento es no haber dedicado tiempo a reflexionar sobre los grandes interrogantes de la vida. Preguntas como el propósito de la vida, el sentido de la existencia o la trascendencia personal, a menudo se relegan durante la juventud y adultez.

(Carmen Oporto)

Seguro que estáis de acuerdo conmigo en que según se van cumpliendo años, no es que sintamos grandes arrepentimientos sobre la vida que hemos, que estamos llevando, pero sí que nos planteamos que habría habido muchas más cosas que no hemos hecho por pitos o flautas y que después, con el tiempo ya no vamos a hacer. Parece que es algo basatnte común lo que Rojas sitúa como el primer arrepentimiento, al pensar que se ha dado más importancia al trabajo que a la vida personal, con lo que estoy de acuerdo a medias. Para mí, en caso de tener esa sensación de arrepentimiento, sería el segundo, habernos preocupado  sobre todo de asuntos triviales a los que en su momento le dimos una importancia capital, pero que solo lo percibimos a toro pasado. Y por supuesto, una cuestión universal, es lamentarnos de no haber disfrutado más de los placeres de la vida, estar más con la familia y sobre todo haber viajado más. 

Siguiendo estas reflexiones se impone revisar nuestras prioridades y disfrutar más del momento actual. Ser nosotros mismos ahora que todavía estamos a tiempo. Darnos un tiempo de tranquilidad y sosiego en un lugar como el de la foto. Por ejemplo.

Besos.