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Los bares en un país como España se convierten a diario en un auténtico templo del culto a los tópicos y la cultura de los chascarrillos, parece evidente que muchos camareros estén hartos de escuchar siempre las mismas gracietas: los clientes van cambiando a lo largo de la jornada, los trabajadores se quedan. Y uno de los que más les cansa y molesta terriblemente es el de «ponme otra cerveza que este vaso tiene un agujero».
En lo que coinciden varios es que se trata de una «frase del manual del cuñao» y se compara con otros clásicos de barra de bar, como el «ponme una bicicleta» al pedir dos copas de vino de Rueda, el popular blanco.También está el camarero que se pregunta cuánto dinero habría ganado ya si cada vez que le sueltan la frase hubiera percibido un euro, o quienes argumentan que se trata de una prueba más de la paciencia que deben tener para soportar además las quejas de otros consumidores relacionadas con defectos en el vaso, la espuma y otros detalles.
(José Luis Fernández)
Los bares en España son una institución porque además de servir bebidas o cafés tienen un papel social muy marcado. Son lugar de encuentro de amigos y fomentan las relaciones humanas. No hay más que ver el drama que existe en muchos de esos pueblos que se quedan casi sin habitantes cuando el bar desaparece. Y sin ir más lejos, cuando la pandemia y el confinamiento lo mal que lo pasaba la gente cuando no tenía donde ir a tomar nada y eso ya cuando se podía salir algo a la calle. No era lo mismo tomarse la cerveza en casa, la verdad.
Y en este aspecto social hay que señalar el papel de los camareros y la infinita paciencia que atesoran porque deben encontrarse cada caso, como vemos en los ejemplos anteriores. Ya no solo es entrar y decir qué tiempo hace sino los graciosos que existen en todas partes. Hay quien dice que un buen barman (término un tanto viejuno) es como un buen psicólogo, siempre tiene la respuesta correcta ya que muchos de los que van solos quieren charleta acodados en la barra. Ya lo cantaban los los Gabinete Caligari en un long play de 1986, Al calor del amor en un bar : “Bares, qué lugares / tan gratos para conversar. / No hay como el calor / del amor en un bar”. Y si no con leer la camiseta del camarero en una terraza de Tuy, nos queda aún más claro.
Besos.
Buenas noches .
Y yo añadiría que nada tienen que ver los Barres de pueblos con los de las ciudades.
Los de pueblo y me refiero a las de pueblo-pueblo, son como segundas casas .Todos se conocen y van a pasar un rato alli aparte de tomar algo.
Los de las ciudades ya son un poco diferentes .
Mas sofisticados y sobre todo ultimamente que hay cada bar que parecen templos .
Panaderias -bares , Librerias -bares...vaya que hay un sin fin de obciones para pasar un buen rato y no nos olvidemos que en todos ya .se puede uno conectar a los portatiles y mucha gente ,sale de los trabajos a tomar el desayuno y siguen trabajando con los portatiles .cada vez se ve mas .
Y aparte ,como bien dices , los bares son un poco confesionarios y los camareros un poco "sacerdotes " , cuando hay confianza les cuentas tus penas .no es mi caso ,claro...
Bona nit .
Un beso.
Correcto "Mengano"
Pues los camareros tienen más paciencia que el santo Job, pero es que los bares están llenos de graciosos, que confunden el local con un escenario de monólogos. Se ve de todo (y también se oye de todo, más todavía).
Joaki-007Hoy a las 18:53
corremundosHoy a las 12:54
eliocroca2Ayer a las 22:12
angela.70Ayer a las 14:23
larocuky18/06/2025