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Llevas toda una vida intentando labrarte un buen futuro profesional. Siendo una buena estudiante, primero, y una buena trabajadora, después. No importan las horas en el trabajo, no importa viajar, quieres ser la mejor en lo tuyo. ¡Para eso has invertido tantos años! Y, de repente, llega la maternidad… Quieres ser la mejor madre, dar el pecho hasta el año, ser una madre cariñosa y presente. No te vale con haber tenido un hijo, quieres hacerlo bien. Y ahí aparece la contradicción. ¿Cómo combinas tu nuevo papel de madre con el de mujer trabajadora? Y aparece la culpabilidad. Culpabilidad por dejarlo en la guardería, por el destete, por llegar a casa cansada. Pero también la culpabilidad por salir antes de la oficina, por no contestar inmediatamente los correos a horas intempestivas, por pedirte unos días porque el niño está enfermo… Imagino que la conciliación es la solución a esa culpabilidad. Me niego a aceptar que ser madre suponga un freno en tu carrera; me niego a aceptar que, en una sociedad envejecida, con un serio problema demográfico no facilitemos a la mujer poder desarrollarse profesionalmente sin renunciar a la maternidad.
Ainoa. Tarragona
Uno de los mayores problemas que ahora asolan a nuestro país es el demográfico, el de la bajada de población a causa de los pocos niños que nacen. Dejando a un lado lo que podamos pensar del mundo que les vamos a ofrecer en todos los aspectos, político, económico, sanitario y social, que no es en absoluto prometedor, las mujeres que están en edad de procrear merecen toda mi admiración cuando deciden ser mamás. Sobre todo aquellas que lo hacen con plena conciencia, con ese afán perfeccionista que las lleva a hacer todo lo mejor posible, con seriedad, profesionalidad y una enorme dosis de ilusión.
Pero no es de extrañar que lo que se ha llamado conciliación desanime a muchas. Y surge la culpabilidad. Cuando estás en el trabajo piensas que le robas espacio y tiempo al papel de madre y al revés cuando se es consciente de que quizá la maternidad y los primeros años del niño supongan un frenazo en la carrera profesional. Creo que esta carta de Ainoa, aparecida en un semanario fin de semana de periódico lo explica muy bien. Por eso han pasado también las generaciones anteriores e incluso con menos prestaciones y menos permisos por natalidad. Que quede claro que una vez nacido el bebé , cuando ha florecido como este árbol que se adelanta a la primavera, la tarea de padre y madre se equipara.
Besos.
No debería haber problemas de conciliación, pero sí los hay, y muchos. Dicen algunos que el trabajo es sagrado, que no admite diferencias de estatus personal o social; pero cualquier trabajo está hecho por seres humanos, y éstos sí están sometidos a situaciones personales no deseadas muchas veces, pero inevitables. Y en esto, como en todo, la virtud (o la conciliación) está en el término medio.
Bona nit .
Pues es una gran cosa hoy en dia que el papel de padre y madre se equiparen .
Me acuerdo cuando nacieron Martina y Gorka , los dos en la sala de incubadoras , cada uno con un niño ,recibiendo ordenes y mensajes para que luego pudieran cuidar a tope a sus niños .
Como ha cambiado todo esto por suerte ...
Antiguamente ya vés ..los padres casi se desentendian de los hijos , no tanto , pero casi...digo antiguamente ...
Hoy tengo el dia cruzado..con un dolor de cabeza bastante grande .
Buenas noches .
Un beso.
Yo la maternidad no la contemplo, tampoco me he visto en una situación que me invitara a pensar en ella, la verdad.
Te tengo un poco abandonada. ¿Cómo va la cosa? Saludos.
mandarina1981Hace 8 minutos
Joaki-007Hace 40 minutos
corremundosAyer a las 23:20
eliocroca2Ayer a las 22:12
angela.69Ayer a las 13:57