DIME CÓMO CAMINAS

La forma en la que un individuo actúa es clave para conocer su personalidad. Sus gestos, sus posturas y su forma de hablar son algunos de los rasgos que más dicen de la forma de ser una persona. No obstante, entre ellas destaca una que realizamos cada vez que deseamos desplazarnos de un lugar a otro. Este es ni más ni menos que la forma que tenemos de caminar. Los autores de un estudio determinaron que nuestro comportamiento y actitud pueden influir en el modo en que ejercemos esta acción, concretamente en factores como la velocidad y el ritmo del paso. Además, este puede ir cambiando con el paso del tiempo y el crecimiento del sujeto. Y es que comprobaron que los individuos que disponían de índices altos de extroversión, conciencia y apertura, solían tener un paso más veloz y animado, reduciéndose ligeramente a medida que envejecían. Sus contrapartes caminaban más despacio, notándose una bajada significativa en su ritmo durante su maduración. Es cierto que todo el mundo, a medida que se hace mayor, va reduciendo el ritmo de su caminar progresivamente. Sin embargo, esa misma progresión puede estar más extendida en el tiempo. Es precisamente esa rapidez al andar la que supone un indicador de salud en los individuos pertenecientes a la edad adulta. Es aquí donde las diferentes personalidades son un aspecto que puede marcar la diferencia.

(P. M.)

Parece ser que nuestra manera de caminar dice mucho de nuestra manera de ser y condiciona nuestro comportamiento. La gente más abierta, más comunicativa y optimista tiende a caminar más deprisa y los introvertidos y taciturnos lo hacen  más despacio. Cada uno tenemos una marcha diferente y en lo que todos coincidimos es que con el paso del tiempo, por razones evidentes, se ralentiza el paso y se cambia la postura aun no teniendo problemas de movilidad. Tiende uno a encorvarse y a arrastrar los pies. Sin embargo hay técnicas que nos ayudan a caminar bien evitando posibles problemas posturales: Camina con la barbilla en alto y los hombros hacia atrás, deja que el talón del pie toque el piso primero, luego deja que su peso siga el movimiento hacia adelante, camina con los dedos de los pies apuntando hacia delante y mueve los brazos naturalmente al caminar.

Todo eso, en teoría, es estupendo pero no es tan fácil de llevar a la práctica si hay que estar pendiente de todo mientras se camina. Lo que sí es verdad es que hay que evitar ir mirando al suelo, encorvar la columna y sobre todo llevar calzado inadecuado. Y también es verdad que a veces hasta la manera de caminar se hereda de nuestros padres y eso es de lo más curioso, porque incluso se desgastan más unas articulaciones que las otras, igual que nuestros mayores. En fin, una que es muy refranera, solo puedo decir que quien a los suyos parece, honra merece. Pero salgamos, no veamos la vida desde una ventana aunque sea tan bonita como ésta. 

Besos.