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Las consecuencias de la catástrofe que sufre el Levante español pervivirán durante mucho tiempo y quedarán para siempre en la memoria y en el corazón de quienes sufrieron la pérdida de familiares y amigos. Cuesta sacar de entre los escombros los pocos recuerdos que no se haya llevado el agua. Costará reconstruir los hogares devastados, reponer los enseres perdidos, sustituir títulos y documentos, en fin, rehacer la existencia, la vida. Costará aún más dolor encontrar los cuerpos todavía sepultados bajo el barro y los escombros. A poco solidarios que seamos, todos nos sentimos agobiados por el peso de una desgracia imprevista sobre la que no falta la consabida polémica de corte tan político como insensato. Otra desgracia adicional: la de los miserables que pretendiendo llevar el agua a su molino (y nunca mejor dicho lo del agua) buscan fallos y responsabilidades en el adversario político. Es decir, las vidas de cientos de personas, las millonarias pérdidas materiales, el sufrimiento de miles de conciudadanos se sacan en pública almoneda con el propósito de hincarle el colmillo al contendiente. Que si las alarmas se dieron a tiempo o a destiempo, que si yo avisé, que si tú no, que si se permitió edificar en lugares peligrosos, que si vías férreas y carreteras obstruyen pasos naturales, que si…Puro asco, vomitiva miseria humana.
Mi abuelo decía que el agua era mucho más difícil de combatir que el fuego. Razón no le faltaba, y de ello, por desgracia, hemos tenido la muestra. Agua, aire, fuego y tierra son elementos que de vez en cuando demandan dolorosos tributos.
(Román Álvarez)
Traigo hoy por aquí un artículo de mi amigo Román publicado en la prensa local este domingo. No puedo estar más de acuerdo con él en todas y cada una de sus reflexiones. Lo que les ha pasado a estos levantinos es tan terrible e inesperado que es imposible no sentir compasión. Nos puede pasar a cualquiera de nosotros. Ya no digo nada de aquellas personas que han perdido la vida de esta manera y de sus familiares , muchos de los cuales aún no saben el paradero de sus seres queridos. Como dicen estas líneas, imposible reponer todos los recuerdos de una vida, los enseres acumulados, imposible rehacer una vida sobre todo según a qué edad. Las pérdidas millonarias de comercios y empresas que ya no existen, empezar desde cero. Es algo que no podemos ni imaginar lo que debe ser.
Pero sobre todo comparto con Román la última parte de su texto, la de la cantidad de miserables que lo utilizan para sacar rédito político al contendiente, echándose la culpa unos a otros. Y me reafirmo en la frase final de que aunque no lo parezca es mucho más difícil combatir el agua que el fuego. Que no nos toque. Un abrazo para todos los afectados y mi simpatía para toda la gente buena que hay entre nosotros que claro que todavía existe. Como agua benefactora que surge de una fuente. Nada desbocada. Me quedo con eso.
Besos.
Bona nit .
Una tragedia sin limites y que a medida que pasan los días , yo creo que cada vez se acentua más al ver la cantidad de fallecidos , las historias de la gente , la immagenes ...
Luego están los bulos y noticias falsas en redes sociales, que tanto mal hacen .
Los politicos ahora se tendrian que centrar en procurar solucionar el caos en todo lo posible y coordinar todo.
Ya habrá tiempo para discusiones o dires y diretes .
Y ya habrá tiempo para pedir responsabilidades , que las habrá y muchas .
Pero ahora , no.
Yo de verdad estoy angustiado de ver y oir tanto horror .
Por ahora no llueve y la cosa está tranquila por aqui .
Buenas noches.
Un beso.
Totalmente de acuerdo con Román y sus palabras. No hay nada peor que politizar lo que es, ante todo, desgarro emocional, mucho más allá de las pérdidas materiales y económicas; pero, como le escribió mi madre (una señora de los pies a la cabeza en todos los sentidos) a un ministro de tiempos pasados que no la trató demasiado bien (a ella y a otros muchos funcionarios), "ya se sabe, son cosas de la odiosa política".
Buenos dias mi querida amiga y feliz inicio de semana, un abrazo.
Culpa de nadie realmente pues estas cosas no se pueden evitar. Es la naturaleza. Sí que se podría haber previsto y haber hecho algo para que las consecuencias no fueran tan devastadoras. Ahora lo que hay que hacer es ayudar, y a ver cómo se vuelve a la normalidad después de esto. Es verse sin nada de la noche a la mañana y nunca mejor dicho.
Te he dejado comentarios desde el 1 de noviembre.
Sin duda resulta sobrecogedor. Las dimensiones de la tragedia, como dice el articulista, pervivirán durante mucho tiempo. Un familiar mio que regresaba desde Zaragoza a Murcia a punto estuvo de no contarla. Tuvo la lucidez de salir de coche por la ventanilla y la suerte de ser recogido por un camionero.
De los políticos mejor no digo nada. Besos.
eliocroca2Ayer a las 22:11
gkaneAyer a las 21:54
Joaki-007Ayer a las 19:13
corremundos12/06/2025
mebarak198110/06/2025