La figura del Rey Midas fue por muchos siglos una mezcla de mito y realidad. Las historias griegas lo describen como un soberano con la capacidad de convertir todo lo que tocaba en oro, un don otorgado por el dios Dionisio. Recordemos que Midas gobernó sobre los frigios, un pueblo indoeuropeo asentado en Anatolia. Los textos asirios y las tradiciones griegas coinciden en destacar su influencia política y cultural. Entre tantos mitos y leyendas, un descubrimiento arqueológico de 1957 en Turquía, fue clave para ahondar en su reinado y su legado histórico. Midas, en particular, fue asociado con el culto a Dionisio y Sileno, lo que subraya su relevancia cultural más allá de los límites territoriales de Anatolia. También se le atribuye la fundación de Ancyra, conocida hoy como Ankara.
En 1957, un equipo de arqueólogos desenterró un túmulo monumental que mide 53 metros de altura y 300 metros de diámetro, convirtiéndolo en una de las estructuras funerarias más grandes de la antigüedad. Se cree que el enterramiento pertenece a un monarca frigio, posiblemente al Rey Midas. El interior del túmulo contenía un sarcófago de madera, rodeado de un ajuar funerario que incluía muebles tallados, vasijas de bronce y restos de un banquete. Sobre los restos de un sarcófago de madera se halló el esqueleto de un hombre de unos 60 años y 1,59 metros de altura. Este individuo había sido envuelto en tejidos azules y púrpuras, colores asociados con la realeza en la época. Los estudios también revelaron deformaciones craneales causadas por la aplicación de vendas desde la infancia, una práctica que simbolizaba el estatus real entre los frigios.
(Alejo Lucarás)
Todos los niños hemos leído de pequeños la historia del Rey Midas, aquél que convertía en oro todo lo que tocaba. Era bueno pero solo tenía un defecto y es que quería tener para él todo el oro del mundo. Y lo que se suele decir: cuidado con los deseos porque a veces se cumplen y así todo lo que tocaba se convertía en oro hasta la comida. Cuando estaba a punto de morirse de hambre, pudo revertir el hechizo y se hizo campesino viviendo en una choza tranquilo y feliz.
Pues este Rey existió de verdad aunque su don no se menciona. Parece que fue un Rey muy importante en consonancia con la impresionante tumba que se ha descubierto y con todos los objetos encontrados dentro, incluido su cuerpo esqueletizado. La historia del Rey Midas y el toque de oro recuerda a los lectores dos cosas muy importantes: atención a lo que realmente importa y tener cuidado con lo que deseas. Lo que los psicólogos llaman «sesgo cognitivo del deseo» puede distorsionar la percepción, el juicio y la memoria de un individuo, haciendo que interprete las situaciones de forma optimista o de acuerdo con sus expectativas personales. Y bien que se podría relacionar en nuestros días con tantas estafas de productos milagrosos, ofertas imperdibles y oportunidades de inversión que prometen rendimientos increíbles que prometen «oro» y aunque nos parezca imposible hay mucho incauto que pica.
Para oro, la máscara de Agamenón en Micenas cuya foto he rescatado de nuestro viaje a Grecia en 2005.
Besos.