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Todo está en silencio, dentro y extramuros de la abadía, aún no se oyen los primeros trinos, todo es una promesa, un desafío. El huésped está desconcertado, no sabe cómo conducirse en medio del silencio. ¿Le abruma, le ahoga? No es fácil vivir en el silencio, estar instalado en él, ser parte de él. El silencio, físicamente, es un descanso. El silencio, psicológica y espiritualmente, es un encuentro consigo mismo. Pascal ya dijo que la gran desgracia del ser humano es su incapacidad para estar una hora solo en una habitación.
El crecimiento del ser humano tiene que ir por el lado espiritual. Ya hemos crecido, si nos fijamos en cómo vivían en Atapuerca. En el plano técnico, en la medicina, se han producido verdaderos milagros. Pero el hombre, a nivel ético, ¿ha crecido? Borges dice que no. Bueno, Borges ya sabemos que es muy pesimista. El hombre sigue dominado por sus pasiones. A mayor movilidad externa, menor movilidad interior. El silencio está de moda porque tenemos que parar. Como un coche, que si está encendido constantemente acaba por quemarse. Por eso invito a que la gente se encuentre consigo misma a través de la Asociación del silencio.
(Manuel Llorente)
Cuando se va a un monasterio o una abadía, ya sea la de Silos, que es de la que se habla en estas líneas, o una Cartuja, como la de Miraflores que acabo de visitar estos días en Burgos, se piensa sin querer que una de las cosas más terribles que puede pasarnos es estar en silencio, no hablar con nadie ahora que estamos en la era de la comunicación constante, de las redes sociales, de la radio y la televisión y puede que no entendamos a estos monjes que consagran su vida a estar en silencio en un recogimiento con ellos mismos, sublimando la espiritualidad y la vida interior hasta las últimas consecuencias.
El silencio puede agobiar, abrumar e incluso a descolocar a la gente. Pero puede que necesitemos parar, en un mundo tan ruidoso, sonido y masificación son incompatibles. Parece que todos necesitamos silencio, pero nadie se calla... por muy curativo que sea.
Y el lugar que siempre se asocia con el silencio es un claustro como el de la foto, el magnífico de Las Huelgas de donde ses esta foto.
Besos.
«No digas nada, no preguntes nada.
Cuando quieras hablar quédate mudo
que un silencio sin fin sea tu escudo
y al mismo tiempo tu perfecta espada».
(El silencio, Jorge Luis Borges).
A mí me ha gustado siempre el silencio. No me agobia, e incluso lo busco con frecuencia, porque tiene algo de sublime; y quizá por eso mismo me cansan la prisa, el bullicio y ese afán tan actual de empeñarse en no perder ni un minuto. Pero claro, pensar que estando en silencio el tiempo se nos va sin pena ni gloria, no deja de ser una falacia, porque al final la cuestión se reduce a la eterna dicotomía: acción frente a contemplación.
Que bonita foto
saluds
RE: En realidad no éramos 8, éramos 13 contando a los niños que también estaban alrededor de la mesa, aunque ya se habían levantado y no están en la foto.
Oye, pues yo sí que soy capaz de estar sola durante una hora en una habitación. Con un libro, una tablet con algún jueguecito, el móvil o cualquier otro entretenimiento que se me ocurra, paso la hora tan ricamente.
Hombre, ya si me dices más tiempo sí que me resultaría más difícil. Y lo de consagrarme a estar calladita toda mi vida, como que no xD
Pero sí que de vez en cuando un pequeño retiro solitario no estaría nada mal. Estar con una misma, pensar, reflexionar y relajar el cuerpo y la mente. Yo creo que es saludable hacerlo cada cierto tiempo, aunque no a menudo, claro. El ser humano está claro que necesita sociabilizar.
Y mira, la Cartuja de Miraflores se nos quedó en el tintero. Estaba más alejada y no dio tiempo, pero sí que la tenía en mente. Para otra ocasión tendrá que ser.
Muy bonita esta foto del Claustro de las Huelgas.
mebarak1981Hace 24 minutos
angela.70Hace una hora
Joaki-007Hoy a las 08:58
corremundosHoy a las 00:35
eliocroca2Ayer a las 22:16