ESCRIBIR A MANO

Me descubrí el otro día a mí mismo escribiendo una carta. No una postal de circunstancias ni un 'post-it'. Una carta. Admito el anacronismo, la extravagancia, aunque en mi caso el esfuerzo puede considerarse todavía mayor porque siempre ejercí una letra ilegible. Ni siquiera la entiendo yo mismo.Hemos dejado de escribir a mano. Los estudios demuestran que el 75% de los españoles evita 'pronunciarse' con un bolígrafo o un lápiz. Prevalecen los mensajes de texto. No solo por el impacto evolutivo del correo electrónico, sino porque la proliferación de aplicaciones en los 'smartphones' remedia el esfuerzo que supone encontrar un papel y aplicarse a recubrirlo de tinta.

Nunca se ha escrito ni leído más que ahora en la historia de la Humanidad. Y puede que peor tampoco. Las abreviaturas, los emoticonos, la economía de medios han ido subordinando el esfuerzo de la caligrafía, hasta el extremo de que algunos pedagogos se cuestionan la utilidad de perfeccionar la escritura cuando la hemos relegado frente al predominio tecnológico.

Hay razones culturales, simbólicas. Como parece haberlas funcionales. El esmero de la buena letra, dicen algunos expertos, activa las redes neuronales y predispone las relaciones del área motora, visual y cognitiva. La memoria también se enfatiza cuando escribimos a mano. Tomamos conciencia. Damos fe. Y otorgamos a las palabras una dimensión más física.

(Rubén Amón)

Yo también tengo una caligrafía pésima. Con el tiempo además la he ido estropeando más y ahora mismo cada vez peor. Y es que apenas escribo a mano, ya ni siquiera utilizo el rotulador rojo para corregir porque como no recogemos nada en papel, los documentos, todos digitales, se suben a la plataforma y allí mismo se corrigen. Hasta hace un par de años, los bolis rojos no me duraban nada y ahora son eternos...

Y es una pena porque escribir con buena letra es una manera de dibujar sobre el papel y tiene muchos benficios para el ser humano. Entre muchas de sus ventajas, activa más regiones de nuestro cerebro que cuando tecleamos en el ordenador o pulsamos la pantalla del móvil, al escribir a mano es más fácil cometer errores y percatarse de ellos, ayuda a ejercitar la memoria, expresa emociones, organiza mejor las ideas ... ya sin mencionar la ciencia de la grafología que es capaz de analizar nuestro carácter solo con estudiar un manuscrito nuestro.

No es cuestión de que todos cojamos de nuevo la pluma y tracemos grafemas con ella, como en la foto (de internet), pero de vez en cuando no estaría mal que nos ejercitáramos en ello.

Besos.