Engañado por los ejemplos de la vieja escuela, yo creí que, algún día, dispondría para trabajar de un despachito en casa. Me lo imaginaba con chimenea, con un escritorio heredado, con un globo terráqueo para fantasear, con libros, con un suelo crujiente, con un sillón Chester para tumbarme a meditar, con una botella de bourbon escondida, con un corcho en el que clavar ideas, con un pequeño altavoz para ensartar el iPod y llenar la estancia de jazz, con una cafetera Nespresso, con una puerta corredera con tirador dorado. En mis más atrevidas fantasías de rey del castillo, me atreví incluso a suponer que un silencio reverencial se abatiría sobre la casa durante mi horario de trabajo y los chicos hablarían entre ellos en susurros y sabrían que no podrían acercarse a la puerta corredera hasta que esta se abriera sola bajo peligro de caer electrocutados. Oh, qué belleza todo, creo que hasta habría trabajado en batín. ¿Qué digo?, ¡en kimono!
Fue imposible. La guerra por el espacio vital, hace mucho que la perdí ante fuerzas más motivadas y feroces, inagotables, capaces de arrastrar hombres a la locura con un arma sónica que usan para castigar a quien les niega un capricho. Me dicen que son mis hijos. No lo sé. Pero hace tiempo que violentaron lo que debería haber sido el despachito y ahí, como símbolo de su posesión y de mi derrota, tienen instaladas hasta porterías de fútbol. El hombre es un rey en su castillo. Y una mierda.
(David Gistau)
Me ha hecho mucha gracia este comentario del periodista. Uno se hace planes de cómo será su casa, de cómo organizará los espacios, los rincones, la habitación para uno solo. No con tantas cosas como él pero sí a la manera y gusto de cada uno. Pero las circunstancias en muchos casos lo impiden. En el suyo, los niños, en el de otros quizá la falta de habitaciones. Pero la realidad se impone y no todos se pueden permitir tener una habitación para ellos solitos. Para disfrutar de esa soledad, a veces, tan necesaria.
También es verdad que en ocasiones los espacios profesionales pueden ser muy agradables y se convierten en vitales, es decir, que te dan la vida.
Mirad qué hermoso empieza a estar el Claustro de Hospedería de Anaya, en la Facultad de Filología que ya anuncia la primavera con esas margaritas que asoman entre el césped. Aquí da gusto venir a trabajar... ¿verdad, Z.?
Besos.
Excelente texto, que ilustra perfectamente la relación entre sueños y realidades.
Saludos.
Bon dia-Buenos dias .
Un espacio bien bonito desde luego -.Un precioso Claustro en que se tiene que estar bien a gusto trabajando , como bien dices , o simplemente leyendo ...
Me ha gustado este escrito.reflexion-comentario . Es verdad ,esto del espacio para uno es importante para sentirse bien y poder refugiarse de vez en cuando .
Yo ,en este sentido ( y en muchos) me siento privilegiado.Y no solo ahora ,que tengo "la mejor habitacion de la casa" ,con la ventana a la calle ,son luz todo el dia y con mis colecciones ,libros,discos etc .Bueno...digo "mi" aunque desde luego tendria que decir "nuestra", pero es mas mio ,eso es verdad .Al menos está a mi gusto y hago cambios a mi gusto.
Y "encima",cuando trabajaba , tenia un despacho,uno de los pocos que quedaron en la Fira pues la moda era "abrir espacios y sacar despachos"-Y era un despacho puesto a mi gusto tambien.
Tenia plantas,cuadros, una mesa auxiliar con colecciones y hasta ,un armario cerrado , de madera,que alli tambien tenia colecciones.Si, si ..no es broma ...como me daba muchas cosas pues las guardaba alli hasta que me las llevaba a casa .
Era un despacho como si estuviera en casa .Y tenía , tambien , la suerte que jamás ningún jefe me llamó la atención .Al contrario.
Y eso, de verdad , es media vida y se trabaja mucho mejor .
Besos .
Hola Mariví, ¿qué tal todo por Salamanca, mucho frío? ¿Ha nevado?
En fin, es que Gistau aún no se ha enterado de que los reyes de ahora no son como los de antes, que no gozan de los mismos privilegios, ni mucho menos jejeje. Tampoco, me temo, de que casi siempre es muy difícil, cuando no imposible, materializar los sueños...
Pero sí, estoy de acuerdo contigo en que tiene gracia la forma en que lo cuenta. Y con tu reflexión. Y es que la realidad acaba imponiéndose, también en lo relacionado con las formas de habitar que, efectivamente, nos dan vida, o por el contrario, nos la quitan. Desde luego no es el caso de este precioso y florido claustro, un lugar envidiable para meditar mientras se toma uno un respiro en el trabajo.
Que disfrutes mucho de lo que resta de jornada. Un beso.
¡Todo un privilegio! Vamos, como para enclaustrarse..
Que tengas un feliz fin de miércoles.
¡La de horas que he pasado en ese patio! Y siempre con gusto, que nevara, que lloviera, que hiciera y fuera primavera... Y volvería atrás sin pensármelo dos veces... ¡los mejores años de mi vida!
Hoy una de mis jefas nos ha invitado a tomar un café en su casa a la enfermera del instituto y a mí. Y creo que nunca he visto una casa tan hermosa... hablábamos de su cocina... ellas decían que es el primer espacio que reformarían y amueblarían si tuvieran que hacerlo... yo, un poco más soñadora, pensaba en la biblioteca ideal...
En realidad, ahora mismo, me conformaría sólo con un poco de tiempo para leer libros. Qué tontería...
Besos.
Joaki-007Hace una hora
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