FUEGOS ARTIFICIALES

La pirotecnia se originó en China hace 2.000 años. La leyenda más conocida es que los fuegos artificiales se originaron o se inventaron por accidente cuando un cocinero chino que trabajaba en una cocina al aire libre mezcló carbón, ácido sulfúrico y nitro (todos productos conocidos en la cocina de esa época). La mezcla se quemó y cuando fue comprimida en un tubo de bambú que explotó. En un principio, la utilización de la pirotecnia estaba limitada a las ceremonias religiosas, en las que se la usaba para espantar a los malos espíritus. En el siglo XI, con la dinastía Song, comienza a popularizarse, pero por siglos se seguirá fabricando de manera artesanal. La leyenda dice que un cocinero de la antigua China halló una mezcla de sulfuro, salitre y carbón de leña, mezcla de por sí, más que inflamable y posible de estallar en un espacio pequeño. Su primer fin tuvo que ver con celebrar la prosperidad, la paz y espantar espíritus malignos.

Aunque el invento haya sido de los chinos, en Europa superaron en lo que a pirotecnia se refiere a los orientales. Así ya en el siglo XIV, plena Edad Media, coincide en Europa el uso de pirotecnia con la invención de nuevas armas y la utilización para ellas de la pólvora. Los fabricantes de fuegos artificiales también harán uso de este polvo negro y sus diversos compuestos para elaborar los fuegos que, pirotecnia mediante, enmarcarán no sólo guerras sino también victorias y celebraciones en tiempos de paz.

(El Universo)

Cosas de este tipo tienen a veces un origen casual, una serendipia. Buscando una cosa se encuentra otra. De tiempos de guerra la pólvora se empleó después para celebrar la paz, la alegría, los grandes festejos. Y así es en cualquier lugar del planeta. En nuestra ciudad suelen hacerse cuando empiezan y terminan las ferias de septiembre y por supuesto, con ocasión del patrón San Juan de Sahagún, que fue ayer como ya os dije. 

La tarde estuvo de diluvio, y lo único que se veía en el cielo era el resplandor de los relámpagos y el ruido de los truenos. Pero milagrosamente, a las diez en punto, dejó de llover (luego siguió de madrugada) y pudieron tener lugar porque las precipitaciones dieron un respiro para cerrar el día festivo con luz, estruendo y color. Las fotos que os pongo son un regalo de mi sobrino y están hechas del otro lado del puente por lo que la torre de la catedral se ve al revés de como se aprecia desde mi casa. Para ser de noche, han quedado muy bien. Gracias Agus. 

Besos.