FUERA OBSESIONES

 Biológicamente, estamos programados para que nuestro cerebro se acostumbre a determinadas cosas. Estos pensamientos tienen que ver con no poder superar determinadas situaciones y quedarnos pegados a ellas. Esto se ve claramente, por poner un ejemplo, en las separaciones. Muchas veces, cuando hay una ruptura sentimental, queremos evolucionar y no quedarnos atrapados por pensamientos recurrentes sobre la otra persona, pero no lo logramos. ¿Por qué sucede esto?  Porque nuestro cerebro ha automatizado que esa persona esté en nuestra vida. Entonces, para que no esté, tiene que aprender a hacer algo nuevo que es quitar a esa persona de nuestra vida. Esto, cerebralmente, implica un esfuerzo y a nuestro cerebro le gusta más quedarse en lo conocido que meter cosas nuevas. Esta es la razón por la que va a intentar darnos pensamientos que hagan que nos acordemos de esa relación, sobre todo, de las cosas positivas. De esa manera, nuestro cerebro 'se asegura' de que no vamos a salir de ahí. Por eso, si queremos salir de esa situación, vamos a tener que entrar en un proceso de aprendizaje y transición en el que le vamos a ir forzando a nuestra mente a que, cuando nos lleve para allá, nosotros vamos a despistarla, centrando nuestra atención hacia otra cosa".

(Gema García)

Muchas veces nos hemos topado con personas que se han quedado tan colgadas por otras que tras una ruptura no logran sacársela de la cabeza y acaba convirtiéndose en una obsesión. Lo curioso de estas líneas de arriba es la explicación que se da porque la culpa es del cerebro que se ha acostumbrado a esas personas y se niega a borrarlas aunque nosotros queramos. Por lo visto hay que "reprogramar" nuestro cerebro como si fuera un ordenador  y tras una etapa de transición inevitable hacer una especie de borrado y empezar de nuevo. Pero llega un momento en que no se sabe qué es peor, si los pensamientos recurrentes y obsesivos, o implantar la percepción de que los seres humanos somos máquinas con cables que se programan y desprograman. Me estoy acordando de ese chip cerebral que ha implantado Elon Musk en un humano...

¿Y si lo intentamos de otra manera? Por ejemplo, contemplando un precioso amanecer en la Isla de la Gomera como en la foto que me ha mandado mi hermana que ahora anda por allí. La distancia cura también nuestras obsesiones. Daniel Goleman dijo: Los pensamientos obsesivos son la leña que alimenta el fuego de la ira, un fuego que solo se podrá extinguir contemplando las cosas desde un punto de vista distinto.

Besos.