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Seguramente pequé de ingenua. Recuerdo haber pensado en algún momento que, si en el futuro hubiese otra guerra, no iría nadie. Sinceramente creí que, si alguien lo suficientemente obtuso volviese a declarar una guerra, quedaría desierta. Supuse que el siglo XX, con sus dos guerras mundiales de diez y sesenta millones de muertos respectivamente, y con una Guerra Civil, cuyas heridas muchos no saben todavía hoy en día cómo gestionar, nuestra civilización europea había llegado a un punto de inflexión y había entendido finalmente que en la guerra pierden todos y que hay mucho más que ganar con la razón, con las palabras y los argumentos. Di por hecho que la furia y la agresión habían sido desterradas definitivamente de nuestra caja de herramientas por su inoperancia respecto al objetivo de convivir. Di por sentado que la violencia pertenecía a un pasado atrasado y tosco, uno de esos capítulos de los libros de historia tan lejanos e incompatibles con los parámetros éticos actuales, como la servidumbre feudal o la ley sálica. Pero me equivoqué. Después de contemplar, anonadada, la violencia desatada, he despertado a una lamentable realidad en la que hay muchos todavía dispuestos a ir a la guerra. La guerra es precisamente eso, el intento de cambiar el statu quo por el uso de la fuerza.
(Rosalía Sánchez)
Estas líneas, sacadas de un artículo publicado en la prensa local pueden resultar pesimistas y catastrofistas pero si se leen con deteminiento no hacen más que reflejar el desánimo y la desazón ante los episodios de violencia que se han vivido estas semanas en las calles. Destrozar por destrozar, con una saña y una agresividad que no es normal en gente tan joven, ya profesionales de estos actos casi asesinos sin recapacitar en que la violencia no es sino una expresión del miedo.
Después de haber pasado las guerras del siglo XX que no han servido más que para enfrentarnos unos a otros, sembrar todo de muerte y destrucciópn, el ser humano debería ser lo sificientemente inteligente para no caer de nuevo en esto, que no deja de ser una guerra sin cuartel y desigual. Parece que no aprendemos. Tiene razón Rosalía Sánchez. Todo es decepcionante como si no tuviéramos bastante con el virus maldito que nos condiciona y nos arruina la vida. Ya lo dijo Martin Luther King: "La violencia crea más problemas sociales que los que resuelve".
Ante la agresividad, el mensaje de las flores...
Besos.
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Bonitas flores
saludos
No creo yo que las revueltas callejeras de los últimos días sean una "guerra de juguete", porque la guerra, la verdadera (que jamás podré considerar un arte) es un pulso por ideologías, por dominios..., pero esto otro es un juego de seres insociales que se aburren, que han visto (leído no, por supuesto) demasiadas películas de violencia gratuita. No tienen nada útil de que ocuparse, y por unas horas se creen seres temibles, cuando no pasan de comparsas de circo. En una guerra de verdad me gustaría verlos, aunque no creo que sus nobles esfínteres aguantasen mucho.
Buenas noches .
Estas flores , estas Rosas son una preciosidad y ojala , el mundo cambiara las armas por las flores y se acabaran las guerras que son un autentico desastre.
Me ha gustado mucho este articulo de Rosalia Sanchez .
Yo creo que hoy en dia una guerra seria terrible pues igual con un bombazo nos mandaban a todos al otro barrio..vaya , que con las tecnologias de hoy en dia ..Dios no lo quiera .
Que pena que el mundo no se entienda y haya tanta violencia y tanto malestar .
Los episodios de violencia que estamos sufriendo ultimamente en España, no solo en Barcelona que eso ya ha sido demasiado , sino los asesinatos machistas , las violaciones , los actos violentos ,son un reflejo de la sociedad que está como crispada ,demasiados problemas y encima el virus ...
Esperemos que todo se soluciones y podamos pasar un verano lo mas tranquilo posible .
¿Pido mucho?
Bona nit .ç
Un beso.
¡Buenos días! Te he dejado comentarios en los días 23, 24 y 25 de febrero.
Poco que añadir. Completamente de acuerdo con el artículo de Rosalía Sánchez. Pero se ve que llevamos la violencia escrita en nuestra herencia genética. Si hoy las guerras nos parecen incomprensibles, la violencia callejera de estos días es absolutamente injustificable (aunque algún político lo haya intentado).
Un abrazo.
Y además cuando esa violencia no tiene razón de ser ninguna. También es verdad que en ese tipo de concentraciones y demás, generalmente la gente se manifiesta pacíficamente, pero luego siempre están los cafres que no se manifiestan y la razón de la maniefestación en realidad no les importa, yo creo que aprovechan esas ocasiones para deshacerse de sus frustaciones a través de los golpes, de romper y de practicar el vandalismo.
angela.69Hoy a las 12:45
Joaki-007Hoy a las 12:36
eliocroca2Ayer a las 22:12
corremundosAyer a las 18:46
astur_8202/05/2024