LA ROSALEDA DEL RETIRO

Iniciamos la visita a la Rosaleda por la entrada con que cuenta en el Paseo de Uruguay, es decir, por su lado Norte. Ahí, nada más entrar, nos encontraremos con la Fuente del Amorcillo o de Cupido, la cual forma pareja con la que se halla en el otro extremo del jardín. Ambas proceden del Palacio del Marqués de Salamanca donde aún se conserva una tercera que formaba parte también del conjunto; construido el edificio por Narciso Pascual y Colomer (Valencia, 1808 - Madrid, 1870) entre los años 1845 y 1858, las fuentes podrían haber sido realizadas por el propio arquitecto, siendo traídas aquí cuando en 1915 Cecilio Rodríguez diseñó la Rosaleda.

El vaso de la fuente es circular y moldurado, de unos 3,40 metros de diámetro y 0,60 metros de alto. En el centro, se yergue el pedestal, un pilar decorado y dividido en dos cuerpos, contando en el medio con cuatro mascaronesque sirven de surtidor por donde mana el agua; en el extremo superior, hay una taza semiesférica con forma ligeramente de veneray en cuyo centro se sitúa la figura de Cupido, sentado sobre una roca de la que brota más agua, y con los brazos tendidos apoyados en ella, teniendo el carcaj de las flechas a su espalda.

La fuente queda rodeada por un seto de boj no muy alto, mientras que el espacio que media entre el seto y el vaso está repleto de rosas "Violon d'Ingres", de la clase "Híbrido de Té". Creada por Alain Meilland en Francia en el año 2000, se caracteriza por ser una flor de gran tamaño, que carece de perfume y con pétalos amarillos y rosas.

(Una ventana desde Madrid)

Cuando hablamos del Retiro y lo visitamos parece que nuestra atención se centra en el estanque de las barquitas, en el monumento al Ángel caído, al Palacio de Cristal y sus caminos y senderos por donde perderse. Y en estas semanas toda la atención la acapara la Feria del Libro y sus muchas casetas donde los autores firman sus obras a la ingente cantidad de lectores que allí acuden para empaparse del ambiente y conocerlo de cerca.

Pero hay mucho más en el Retiro como por ejemplo la Rosaleda,  uno de los  rincones más románticos y que podríamos considerarla un jardín de jardines, también. Da gusto pasear por allí con sus trazos simétricos y perfectos con un cierto aire francés donde podemos gozar de la más variada gama de rosas. Fue destruido durante la guerra civil pero restaurado en la década posterior plantando además más de 4.000 nuevos rosales.

Y dentro del jardín, en un lugar privilegiado, se encuentra esta preciosa fuente cuyos datos podemos leer más arriba. El murmullo del agua que brota con el olor que desprenden las rosas merece una sosegada visita sin prisas, alejados por un momento del bullicio de las casetas. Aquí os pongo dos fotos, una del conjunto y otra más de cerca donde se aprecia más en detalle la fuente propiamente dicha.

Besos.