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Es un gran reto en todo proceso formativo, de modo especial en el de los niños. Se trata de mantener la alegría por aquello que que deseamos conseguir. Cuando la ilusión crece a veces lo llamamos utopía, un lugar al que deseamos llegar aunque sabemos que es imposible pero supone un estímulo constante para dar pasos adelante. He aquí algunos consejos para practicarlo en casa:
Rescata tu parte de niño que es la que mejor conecta con la ilusión y comparte tus ilusiones con los demás, eso une mucho a las personas. Participa en la ilusión de tu hijo jugando con él, leyendo historias, cuentos o aventuras. Enseña a tu hijo a admirarse con cada cosa que ve, porque es la forma de acrecentar su ilusión. Mantén siempre el contacto con la realidad ya que conservar la ilusión no significa vivir en un mundo irreal sino aportar una nueva forma de ver el mundo real. Favorece la esperanza de que podemos conseguir algo, aquello que nos proponemos. La ilusión sin esperanza es un motor sin gasolina.
(Almanaque)
Hablando de utopía tengo que reconocer que los consejos que se dan aquí pueden ser utópicos porque si en la teoría todos estamos de acuerdo, a la hora de llevarlos a la práctica encontramos mil escollos para ello, pero siempre se puede intentar. Esta emoción nos impulsa a ser positivos, a disfrutar de la vida y a perseguir nuestros objetivos con pasión. ¿Qué sería la vida sin ilusión? ¿Sin ese viaje que has planeado pacientemente? ¿Sin ese deseo de ahorrar para comprarte la casa de tus sueños o el coche que te gusta?
SE apela tanto a los niños y a su motivación porque según los expertos, por medio de una investigación cuantitativa, se contempla que los adultos padecen un problema grave de desilusión ante la vida, que con los años se va perdiendo la ilusión por las cosas. Como dijo García Márquez:
La ilusión no se come —dijo ella.
No se come, pero alimenta —replicó el coronel.
Pues a alimentarnos cada día, evitando caer en la desilusión por muy hostil que sea el mundo que nos rodea. ¡ Hay tantos motivos para ilusionarse! Tantos como lucecitas en la oscuridad.
Besos.
El problema es que resulta muy difícil mantener sentimientos como ése, la ilusión, de puertas adentro de uno mismo; y, aunque se ejercite y comparta con quienes están alrededor, los más vinculados emocionalmente, el mundo exterior condiciona mucho. A veces hay que hacer un esfuerzo titánico para mantener esa llamita encendida entre las tinieblas de fuera. Pero sí, hay que hacerlo, porque uno mismo, los más próximos y la sociedad entera acabaremos beneficiándonos.
Bona nit .
Preciosa foto.
La falta de ilusión , sobre todo en los mayores que ya ven o vemos como cada vez se nos van cerrando puertas ,es bastante normal.
Yo de momento puedo conducir que me apasiona y me relaja incluso, pero el día que por lo que sea no pueda , pues voy a perder una ilusión mas en la vida .
Porque uno vé como digo, que con los años se pierden cosas. Igual no se puede viajar tanto, hay comidas que ya no te convienen , hay espectáculos que no puedes ir , etc etc ..
Pero esas pequeñas desilusiones no hay que tampoco difundirla mucho que al final parece que nos quejamos y sobre todo , ilusionar a los niños por todo.Por lo que hacen y por lo que pueden hacer .
Disfrutar de los fuegos y de las fiestas .
Buenas noches .
Un beso.
Ya dice el refrán que de ilusión también se vive. Porque sin duda la ilusión nos mueve, nos motiva, nos da alas.
Estoy de acuerdo con el articulista que el contacto con los niños reaviva nuestra ilusión. Aunque solo sea por contagio. Pues ellos están llenos de ilusión ....
Ahora tenemos la ilusión del verano, en la cercanía del mar y la familia. Y pasado el verano, la programación del curso; nuevos talleres, reencuentro con las amistades habituales, viajes ....
Si perdemos la ilusión, estamos acabados.
Buen fin de semana. Besos.
Joaki-007Hoy a las 07:15
corremundosHoy a las 00:46
eliocroca2Ayer a las 22:12
angela.7020/06/2025
larocuky18/06/2025