NADIE ES PROFETA EN SU TIERRA

 La frase “Nadie es profeta en su tierra”se refiere pues a la idea de que las personas a menudo no son apreciadas o reconocidas en sus propios lugares de origen, incluso si son respetadas y admiradas en otros lugares.Es un viejo dicho que ha existido durante siglos. Se cree que la frase se originó en la Biblia, donde se hace referencia a Jesús como un profeta que no fue aceptado por su propio pueblo: "Y se resistían a creer en él. Pero Jesús les dijo: —En todas partes se honra a un profeta, menos en su propia tierra y en su propia casa".

El proverbio es un recordatorio para las personas de que el verdadero reconocimiento y aprecio a menudo provienen de fuera del propio círculo. También sirve como una advertencia contra la autocomplacencia y nos recuerda que debemos luchar por la excelencia incluso cuando parece que no nos aprecian en casa. También puede usarse para referirse a alguien que ha sido tratado injustamente o injustamente por sus creencias, valores o estilo de vida. Este proverbio sirve como un recordatorio de que nunca debemos juzgar a los demás en función de nuestras nociones preconcebidas y, en cambio, esforzarnos por comprender y aceptar a todas las personas, independientemente de sus antecedentes.

(Ana Escudero)

Una frase de origen bíblico adjudicada a Jesús que reconocía que todos los milagros y enseñanzas que realizó eran tenidos más en cuenta fuera que en su ciudad natal, en Nazaret. Y el resto ya lo conocemos. A nivel popular esta afirmación está muy extendida y es muy famosa. Con ella se da a entender que no se nos valora con justicia y adecuadamente en nuestro lugar de origen y entre los que nos rodean mientras que muchas veces se ha conseguido la fama y el reconocimiento lejos del entorno más cercano.

Hay muchos ejemplos, deportistas, artistas e incluso científicos, que son mundialmente reconocidos, en nuestra tierra, se les escamotea el éxito que han cosechado fuera. Las razones pueden ser muchas, entre ellas la envidia llegando incluso a generar antipatía entre los suyos, pensando que la fama se les puede haber subido a la cabeza cuando no siempre es así. Si le pasó a Jesús, que era el Mesías, poco se puede esperar de los demás. Sólo el tiempo pondrá a cada uno en siu titio y pasará o no a la posteridad.

Besos.