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Reconozco que la primera vez que escuché el término procrastinar me excité. Nada, un poco solamente. Diría que el ligero acaloramiento fue más por fonética que por semántica. Probablemente la distancia que va entre la pereza y la procrastinación es la misma que separa el humor y la ironía. Lo primero es más bien pasivo y lo segundo hace que la imaginación eche a andar sola. Procrastíname otra vez, La máquina de procrastinar, Todo lo que quiso saber sobre la procrastinación..., ¡Procrastine... procrastine... procrastíneme Tim!... Y así.
Luego, con el correr del tiempo cobras consciencia del significado y te das cuenta de lo impulsivos que son los instintos. Procrastinar es lo peor. De hecho, esta sociedad tan productiva e instantánea pone a disposición de cualquiera con una cierta tendencia a dejarse llevar un auténtico ejército de coachs, teleoperadores, expertos en autoayuda, psicólogos y funcionarios del orden para combatir un mal que nos obliga a pasar tres horas de web en web, a repasar todos los hilos de Twitter hasta llegar al del administrador de nuestra finca y, llegado el caso, a limpiar los cristales del salón que sabe Dios cuánto tiempo hace que nadie les pasa un paño. Y todo por no ponerse.
(Luis Martínez)
Este verbo, procrastinar, no era antes muy habitual aunque el hecho ha existido siempre: dejar las cosas para más adelante, por pereza, por desidia o por cierto interés malsano. Hay a quien le da resultado y todo es cuestión de darle la vuelta al refranero porque por un lado nos dice que no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy y por otro, que no por mucho madrugar amanece más temprano.
Como siempre, en el término medio está la virtud. Si dejas de hacer algo, como el ejemplo de limpiar los cristales, resulta que cada vez el problema es mayor, más sucios estarán y más nos tocará trabajar en ello.
No hace falta procrastinar para contemplar esta bella estampa de la ciudad desde el otro lado del río, concretamente desde el Parador, aunque reconozco que hacía años que no íbamos hasta allí a tomar un café y la verdad es que merece la pena solo sea por la vista.
Besos.
No me gustan estos términos recién acuñados. ¡Con lo fácil que ha sido siempre decir que alguien es un dejado!
Buenas noches .
Pues yo te soy sincero,no conocia yo este verbo procrastinar,ya vés.
Y como dice eliocroca2..con lo facil que ha sido siempre decir que alguien es un dejado...
Pero vaya , que no tenia ni idea yo de este término.
La foto te salió de maravilla ,es preciosa .
Esta vez la lluvia caida por aqui ha sido de madrugada...que barbaridad la cantidad de truenos y que cantidad de agua ...luego ya ha estado algo nublado pero no ha llovido.
Y nada , ya preparando lo de las calles de Gracia , ya veremos ...
Un beso.
Bonita foto
saludos
¡Hola!
Pues yo tampoco conocía el verbo procrastinar. Acabo de buscarlo en el diccionario de la RAE y lo define como diferir o aplazar. Yo quizá lo de los cristales lo procrastine para mañana, pero ahora tengo que comprar una cinta de persiana que se ha averiado. Y eso es para hoy.
Y tampoco debemos procrastinar mucho ese café en el Parador, para disfrutar de la vista de ese perfil ciudadano tan bello y característico.
¡Hoy han bajado las temperaturas y amenaza lluvia! Debe ser aquello de las cabañuelas de agosto que se decía hace unos años .....
Saludos.
eliocroca2Hace una hora
Joaki-007Hoy a las 18:53
corremundosHoy a las 12:54
angela.70Ayer a las 14:23
larocuky18/06/2025