ROSALES

Ave rosas, estrellas solemnes!
Rosas, rosas, joyas vivas de infinito;
bocas, senos y almas vagas perfumadas;
llantos, ¡besos!, granos, polen de la luna;
dulces lotos de las almas estancadas;
¡ave rosas, estrellas solemnes!

¡Qué sería la vida sin rosas!
Una senda sin ritmo ni sangre,
un abismo sin noche ni día.
Ellas prestan al alma sus alas,
que sin ellas el alma moría,
sin estrellas, sin fe, sin las claras
ilusiones que el alma quería.

Ellas son las mujeres entre todas las flores,
tibios sancta sanctorum de la eterna poesía,
neáporis grandiosas de todo pensamiento,
copones de perfume que azul se bebe el viento,
cromáticos enjambres, perlas del sentimiento,
adornos de las liras, poetas sin acento.
Amantes olorosas de dulces ruiseñores.

(Federico García Lorca)

Es verdad, qué razón tiene el gran poeta, qué sería de la vida sin rosas y sin flores en general, pero las rosas tienen algo propio que las hace diferentes de las demás. Las mujeres son como las rosas, dice Federico,  entre todas las flores por lo que tienen de aromáticas, grandiosas en su pensamiento y vistosas de colores, estrellas solemnes.

Rosas, rosas divinas y bellas,
sollozad, pues sois flores de amor.

Hay quien prefiere las rosas cultivadas, de largo tallo, de esas de floristería mientras que para algunas personas las de verdad, las más olorosas son las que están plantadas en un jardín, menos perfectas pero más naturales y "humanas". Ya se sabe eso de que "Rosales y amores, mientras tiene raíces dan flores".

Besos.