SABER ORIENTARSE

La capacidad para orientarse en un espacio físico determinado, sea conocido de antemano o uno en el que nunca hemos estado, suele acabar provocando algo más que risas cuando se compara entre todos y, en caso de estar solo, alguna preocupación más que justificada que se resuelve en cuanto vuelves a tener cobertura en el teléfono móvil. Una de las dudas existenciales relativas al sentido de orientación es si esta habilidad viene determinada de manera innata o si se puede aprender con el paso de los años. Seguramente, si pensamos en el típico amigo o amiga que no sabe orientarse incluso en un lugar que le resulta familiar o por el que ha transitado con frecuencia, te decantes por la primera opción. En realidad, esto es porque hacer la transición entre una persona que no sabe orientarse a una que sí se antoja  imposible. El que se orienta nace, no se hace. Sin embargo, esto es del todo falso ya que  el factor más influyente en las nociones espaciales viene dado por "factores ambientales no compartidos", es decir, "las experiencias que acumula cada persona a medida que va pasando su vida". 

Aquellos que se dejaban guiar con más frecuencia por dispositivos hechos para tal fin, eran muchísimo peores a la hora de orientarse sin ellos. Esto podría darnos el argumento de que muchas de las herramientas que hoy usamos y hacen nuestra vida más fácil, en realidad nos están haciendo a la par más inútiles. De todos modos, siempre puedes usar la táctica de preguntar al primero que pilles en un sitio que no conoces.

(E. Zamorano)

Empiezo reconociendo que yo formo parte del grupo de las personas que se orientan mal. Ni siquiera con google maps me acabo de aclarar a la hora de ir a un lugar determinado si no he estado nunca. En coche es complicado e incluso a pie si no conoces bien el nombre de las calles. El artículo dice que orientarse bien no tiene por qué ser innato, sino que es el resultado de vivencias personales aunque yo pienso que también influye la cuestión genética: hay gente que de entrada se orienta mejor que otros. Y con lo que estoy totalmente de acuerdo es que a fuerza de depender de dispositivos para tales cosas en el móvil cada vez nos hacemos más inútiles y nos perdemos más.

Pero sobre todo, se puede recurrir a preguntar a los que son de allí, "preguntando se llega a Roma", y no es ninguna vergüenza reconocerlo. No olvidemos que no es lo mismo estar perdiendo que estar perdido y la gente suele ser bastante amable. Seguro que nos ayudarían, nadie es de piedra como los personajes de la foto. ¿Tú te orientas bien?

Besos.