SITIOS PARA DESCONECTAR

La generación Z resulta impredecible. O al menos, eso podría interpretarse . Quizá por eso entre dentro de lo razonable que, contra todo pronóstico, muchos jóvenes estén apostando actualmente por una nueva forma de ocio: los llamados Offline Clubs. Es decir, sitios pensados para desconectar.

A priori, puede parecer contradictorio que una generación conocida por, entre otras cosas, haber nacido con la tecnología y en especial los dispositivos móviles debajo del brazo, quiera pasar tiempo libre alejada de Internet. Pero si se piensa con cierta perspectiva, tiene sentido. Es algo similar al desinterés que últimamente parecen despertar las apps de citas, por ejemplo. Si hay algo que siempre ha caracterizado a la juventud, es su habitual tendencia a romper con todo lo que ya estaba antes establecido. ¿Y qué existe más asentado en estos momentos que las conexiones digitales? En muchos sentidos, todo el mundo da por hecho que, siguiendo la corriente actual, el futuro podría llegar lleno de relaciones cada vez más virtuales, por así decirlo, y menos reales. Aunque los Offline Clubs no responden a una norma fija, también tienden a caracterizarse por algo: fomentar de alguna manera la creatividad. Se supone que son espacios libres para la mente en los que prevalece el compartir intereses comunes: la lectura, la escritura o el arte. Pero sobre todo la relación cara a cara y las conversaciones de toda la vida, vaya. Por el momento, resulta complicado saber hasta qué punto esta iniciativa puede cobrar más fuerza. Pero teniendo en cuenta que, tradicionalmente, la juventud se ha caracterizado por rebelarse contra el mundo que encuentran y que parecía inamovible antes que ellos, no resultaría descabellado en absoluto. Al final, solo en tiempo lo dirá.  

(Enrique Luque)

Con lo que estoy más de acuerdo de este artículo es con lo que se dice en la primera frase. Si el ser humano es impredecible aún lo son más los jóvenes, esos que pertenecen a la llamada generación Z, que se han criado como nativos digitales y que están permanente conectados por aplicaciones, mensajes y videollamadas. Es algo que ven tan natural que necesitan como contraste pasarse al otro lado, dejando por un tiempo aparcado todo lo que tiene que ver con la tecnología y que forma parte inseparable de sus vidas. Quizá por llevar la contraria se apuntan a sitios o lugares donde se asegura la desconexión digital y se potencian las relaciones directas y reales. Y en esos sitios donde dejan las terminales tipo ordenadores o móviles fuera, se entretendrían cultivando la creatividad , algo tan dejado de la mano en estos tiempos, comprartiendo conversaciones de arte y literatura. 

La ley del péndulo habla de que  cuando estamos anclados en comportamientos extremos y que cuando decidimos abandonarlos normalmente lo hacemos yéndonos a la polaridad, es decir al lado opuesto, al otro extremo, en consecuencia volvemos a estar viviendo nuestra vida al borde pero esta vez desde otra extremidad. Como somos de bandazos  parece que ahora es lo que buscan, pero, ojo, eso sería para un fin de semana. Estoy segura de que el "mono" de la tecnología los atraparía de nuevo y con más ansia viva por parte de ellos. ¿Cuánto aguantarían trasladados a la Tordesillas del Siglo XVI, encerrados como la Reina Juana? Como reza en la pancarta que cuelga del Ayunbtamiento.

Besos.