TIRAR DE LA MANTA

Y aunque parezca ésta, una expresión surgida en los últimos años gracias a políticos y dirigentes de nuestro país, en realidad nos debemos remontar seis siglos atrás para encontrar su origen.

Su significado actual no difiere mucho del original, ya que en ambos casos se relaciona con la investigación de ciertas irregularidades. Lo que sí varía, es la designación del término «manta». Hoy en día hace referencia a la prenda que cubre u oculta algo. Sin embargo, según figura en la Historia de la Legislación de Marichalar y Manrique (1868), en los siglos XVI y XVII, en algunos lugares de Navarra llamaban mantas a unos enormes lienzos colgados en las paredes de las iglesias, en los que aparecían escritos los nombres y apellidos de las familias que descendían de judíos convertidos y habían permanecido en territorio cristiano tras la expulsión de los demás judíos.

Según este contexto, tirar de la manta significaba investigar posibles falsas conversiones, mientras que ahora hace alusión a destapar algún asunto sucio o vergonzoso oculto y que podría resultar comprometedor para alguien. 

(Guillermo Suazo)

La manta tiene muchas maneras de emplearse en la vida y en el lenguaje. Por un lado, lo que ahora entendemos por manta es una prenda de abrigo para cubrirnos en la cama y protegernos del frío . Algo muy positivo y funcional, agradable a más no poder en esas noches invernales.  Pero también se encuentra en otras expresiones menos agradables como cuando se dice que alguien es "un manta", si tenemos ante nosotros a un holgazán o a un inútil, y no digamos nada cuando nos referimos a alguien como una "manta mojada", es decir, un sujeto absolutamente inservible. Luego están los que " se lían la manta a la cabeza", personajes que otra vez ya los hemos traído por aquí y que vienen a ser aquellos que toman una decisión audaz sin pensarlo dos veces, asumiendo riesgos calculados con determinación. 

Lo de tirar de la manta es una expresión muy usada pero casi como una amenaza velada ya que muchos de los que lo dicen no se atreven al final, no siendo que al tirar de la manta se queden también al descubierto sus vergüenzas. Mejor taparse, si no es con la manta con estos confortables albornoces. Por si acaso.

Besos.