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Estas, que fueron de amor
verdes esperanzas mías,
en cuanto vino el otoño
se volvieron amarillas.
Como de los altos árboles
las muertas hojas caídas
ellas no fueron la flor,
ni el fruto ni la semilla;
pero por ellas el alma
pudo arder en llamas vivas;
y traspasar al inivierno
de la muerte su alegría.
El incendio del otoño
se ha consumido en sus llamas.
Las nubes cubren el cielo
de cenicientos fantasmas.
Joaki-007Hace 8 minutos
larocuky18/06/2025
mebarak198118/06/2025
corremundos18/06/2025
maravillas1017/06/2025