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Estamos acostumbrados a las películas de ciencia-ficción que nos presentan personajes como Frankenstein y otros, salidos de laboratorios de científicos locos.
En realidad, en todas las épocas han existido científicos que han intentado experimentar con las más extrañas investigaciones. Recordemos cuando el dictador soviético Stalin buscaba "un individuo invencible, insensible al dolor, resistente a todo", para lo cual el biólogo Ilya Ivanovich Ivanov, buscó crear un híbrido entre la especie humana y el mono. Por supuesto no tuvo éxito
O cuando los norteamericanos andaban a la gresca con Fidel Castro y maquinaban como eliminarlo y el bioquímico y psiquiatra militar norteamericano Sidney Gottlieb, investigó para hacerlo a través de sus zapatos o llenar su estudio de televisión con LSD liquificado y esparcido con spray.
Incluso un premio Nobel, el alemán Fritz Haber. que había logrado avances en la creación de fertilizantes nitrogenados, se implicó en las investigaciones de armas químicas para la guerra. Y de hecho tras usarse por primer vez el gas cloro o Bertholita se cuenta que su mujer, Clara Immerwahr, se suicidó tras conocer el impacto que la creación de su marido había tenido en la I Guerra Mundial.
La imagen corresponde a los experimentos macabros con animales llevados a cabo por el biólogo soviético Vladímir Démijov, quien en la década de 1950, quería demostrar que era posible realizar trasplantes de órganos vivos y, para ello, no tuvo mejor idea que mutilar a un perro e “injertar” su cabeza – a veces incluso hasta el tronco superior – en el cuerpo de otro perro, conectando la cabeza injertada al sistema nervioso y circulatorio del perro huésped. Y no lo hizo solo una vez, sino más de 20: en todas las ocasiones murieron ambos perros; el que más tiempo sobrevivió duró cuatro días contados.
Estos experimentos desataron una ola de indignación entre sus compañeros de profesión y entre la opinión pública. Él en cambio veía su trabajo como una investigación por el bien de la humanidad, aunque fuese con métodos crueles para los animales: hay que decir que una parte de la comunidad científica reconoció que sus avances abrían la puerta a los trasplantes en humanos. Hoy en día, todavía hay quien duda entre verlo como un pionero de la medicina o un aspirante loco a doctor Frankenstein.
Imagen de internet
Buenas tardes mi querido Fernan, paso a saludarte y desearte un feliz finde, besitos.
Es Cuando la Historias de Terror de la Ficción se Vuelven Reales
Se Merece un Like
Qué horribles experimentos. ESo demuestra que el ser humano puede ser peor que la peor de las bestias. Solo ver a esos dos inocentes perros se me pone la carne de gallina...¿por el bien de la humanidad?
En fin. Es la delgada línea que separa la ciencis del terror.
Buenas noches.
Paso un poco rapido a saludar
gkaneAyer a las 21:55
maravillas10Ayer a las 21:11
Joaki-00712/06/2025
larocuky08/06/2025
violemivi05/06/2025