Italo Calvino

 Bueno, voy a tener que cambiar de trastero antes de un mes, porque el mío está a la venta. Ya tengo donde poner las cosas, a falta de la llave. Aún así, hasta que resuelva el tema voy a tener la cabeza en cualquier otro lado menos aquí; cuadriculado que es uno para estas cosas, me temo. Seguiré intentando subir algo cada semana, pero me temo que voy a tardar en contestar al personal como es debido. Mil perdones, en serio. A ver si algún día de este año consigo organizarme de verdad. O de cualquier otro año...

   De momento, al menos, os comento lo último. Hace un par de meses que he vuelto al hábito de leer libros de la Biblioteca (la Jovellanos en concreto,la más cercana a mi casa), una costumbre que había abandonado antes de la pandemia, pero que durante una época fue una práctica cotidiana. Me gusta perderme entre los estantes de una biblioteca, y ojear títulos, tratando de decidir cuál elijo. Y respeto mucho las bibliotecas públicas: son el último refugio contra la mezquindad y el odio, un espacio para la belleza y algo cercano a la sabiduría. O igual es sólo que me gusta leer, sin más.


   En fin, que en mi último lote de libros prestados me pillé uno de Italo Calvino, El Vizconde Demediado, y tenía en su interior una foto suya en blanco y negro, que usé de modelo para el dibujo. Ya había leído de éste autor El Barón Rampante, una historia de alguien que, en un momento de su infancia, decide no volver a tocar la tierra con sus pies y vive el resto de su vida subido a los árboles. Me gustó la historia, y cómo estaba escrita; tampoco tengo queja del tomo del Vizconde, cuya historia es incluso más fantástica: en un combate con los turcos, el vizconde acaba partido por la mitad... y vive. Y ahí lo dejo.

   Lo primero que me llamó la atención de la foto fue su mano derecha, en un ademán  indeciso: está leyendo, aparentemente en público. Podría ser una de sus conferencias, y estar buscando por dónde iba en su lectura, yo que sé. Pero me resultó interesante, daba una sensación de estar concentrado.

   Otro detalle curioso es el desenfoque del fondo, que crea una sensación de profundidad de campo. Para acentuarla, dibujé el fondo con tinta Pelikán, que tiene un negro menos profundo que la tinta Talens, que usé para el escritor. La oreja me tiene un poco mosca por la forma, parece algo deforme y caída. Pero en conjunto me gusta. Lo dibuje en la libreta japonesa, a tamaño cuartilla.

   Y bueno, si buscaís algo menos convencional, os muestro esta cosa:

   https://periplosporelparamo.blogspot.com/2024/06/cosa-con-chistera-y-chaque ta.html

   Pues de momento, es lo que hay. Saludos a todos, y que el tiempo (meteorológico) os sea leve. Nos vemos, gente.