ALGUIEN A QUIEN ADMIRAR

Pasaron los años, llegó el tan esperado siglo XXI, ¿y cuáles son ahora nuestros referentes, nuestros modelos? Todos los años, medios prestigiosos, como las revistas Time o Forbes, elaboran listas de las mujeres más influyentes del planeta. Patidifusa se queda una al comprobar que, codeándose con Theresa May o Angela Merkel, aparecen en ellas y en lugar relevante reinas de la vacuidad como Kim Kardashian, emperatrices de molicie inane como Paris Hilton y señoras cuya única gesta ha sido casarse con multimillonarios y/o heredar. A los iconos patrios no hace falta que los mencione, porque los conocemos todos. Señoras monísimas (algunas bastante añosas) sin más mérito conocido que vender su vida y miserias a golpe de exclusiva; enhebradoras de un marido tras otro cuanto más rico e importante mejor; y luego, vociferantes princesas del pueblo con serias dificultades para aprobar la ESO. ¿Qué pasó, en qué nos equivocamos nosotras, las mujeres de la generación que rompió con el modelo femenino tradicional, para que hayamos vuelto a valores mujeriles tan retrógrados? 

Cada tiempo tiene sus modelos, sus iconos, los que mejor encarnan los valores -o su falta- de una época, por eso y lamentablemente, tanto para ellos como para nosotras, dime a quién admiras y te diré quién eres.

(Carmen Posadas)

Ayer comentábamos por aquí algunos disparates ridículos a los que se está llegando en aras de un feminismo mal entendido. Lo curioso es que, del otro lado, la idea de admirar e intentar emular a mujeres que de verdad se han ganado a pulso un lugar en la sociedad por su trabajo, por su talento y su bien hacer, no podemos dejar de sorprendernos como hace Posadas. Al lado de Merkel, aparece la Hilton, y en nuesro país, seguro que mucho más arriba en la lista que la señora Botín, presidenta del Santander o de alguna escritora de éxito está la llamada princesa del pueblo o alguna cazamaridos... con más o menos cabeza florero.

Pero esto no debe ser solo asunto de damas, seguro que para más de uno, donde estén Ronaldo o Messi, o lo que es peor, algún mindundi de la tele, que se quite Plácido Domingo o el más importante de los científicos.

Me quedo con su última frase: Dime a quién admiras y te diré quién eres.

Besos.