CELEBRACIONES INFANTILES

La vida del padre y la madre modernos es eso que pasa entre cumpleaños infantil al que acuden con sus hijos y cumpleaños infantil al que acuden con sus hijos. Es tal la densidad de conmemoraciones y vida social de los niños de hoy en día que he llegado a dudar si no habrá más cumpleaños infantiles que niños. Hablamos de galas complejas, coordinadas entre padres, con invitaciones y programas de festejos. Estamos a un paso de que los cumpleaños de críos se organicen como los festivales de música: al llegar al evento te ponen una pulsera y hay varios escenarios para que elijas qué quiere hacer tu niño.

Me caracterizo por asesinar toda nostalgia y arrasar cualquier argumento tipocualquier tiempo pasado fue mejor, pero, maldita sea, no recuerdo ser un niño con una vida social que implicara tanto a mi madre. De hecho, la mujer trabajaba mucho y dudo a) que conociera demasiado a los padres de mis compañeros de clase (de hecho, yo tampoco los trataba mucho más allá de verlos dos minutos al entrar y salir del cole) y b) que me llevara jamás al cumpleaños de otro niño, y mucho menos que se pasara allí la tarde. Yo, de niño, hacía muchas actividades que luego me han servido para poco, pero no era esta fiesta constante de los críos de hoy. Tenemos que racionalizar los festejos antes de que sea demasiado tarde y nuestros vástagos acaben siendo unos yonquis de la fiesta.

(Quique Peinado)

Quizá sea verdad que se está sobrevalorando la celebración de los cumpleaños infantiles y que a fuerza de repetirlos, como un toma y daca constante, los propios niños están perdiendo el interés. Leo no sé dónde que, queriendo evitar este lío y el consiguiente gasto innecesario una escuela decidió celebrar una vez al año una fiesta de cumpleaños conjunta y fue un fracaso. Lo celebraban al final así dos veces porque cada niño quiere ser el único.

Mi época de cumpleaños infantiles ya está lejos pero me consta que ahora los padres se sienten obligados a invitarse también entre ellos y la cosa se sale de madre, si se me permite la expresión...

Cuando en realidad a los niños les siguen gustando las mismas cosas y no tanto que les dirijan los juegos. Quizá la culpa no es de ellos sino de sus padres. "Las personas mayores nunca pueden comprender algo por sí solas y es muy aburrido para los niños tener que darles una y otra vez explicaciones". También es del Principito...

Besos