CONTRA LOS RELOJES

Un anarquista pensaba que el verdadero  sustento de la sociedad capitalista dedicada a explotar recursos naturales y humanos era algo tan simple y obvio como un reloj: "Cuando llegó el anochecer del primer día de lucha, ocurrió que en varios sitios de París, independiente y simultáneamente, se disparó sobre los relojes de las torres".

¿Cómo se interpretan estos arrebatos de furia insurreccional contra los relojes de grandes ciudades europeas? Como en cualquier otro tema de discusión histórica, es muy difícil entender lo ocurrido hace varios siglos con los ojos del presente. Pero el acto de Bourdin y de los revolucionarios franceses no es más que parte de un conjunto de acciones simbólicas por las que se intentó desbaratar el orden temporal que impuso el capital a los seres humanos y que con la industrialización empezó a alcanzar su máximo apogeo. Pues los relojes, al fin y al cabo, empezaron a ser objetos indispensables para la sociedad desde el momento en que se generalizó el uso de las infraestructuras de transporte, como el ferrocarril. Y por ello, muchos de los obreros de aquellos años vieron como principal garantista de la opresión que sufrían a este aparato de manecillas circular.

(Enrique Zamorano)

El ser humano siempre tiene que tener alguien o algo a quien echar la culpa de las cosas malas o negativas que nos ocurren, y a veces es como disparar al mensajero que nos trae la mala nueva. Qué culpa tendrán los pobres relojes de marcarnos el tiempo y la jornada laboral para que se arremeta contra ellos. Estos hechos que aquí se cuentan son absolutamente reales, no son fantasía. El reloj, con sus manecillas, su forma circular, mide el tiempo que es lineal, quizá sea la primera contradicción, pero no le culpemos de que nos toque todo el día estar mirándolo, que nos agobie, que nos marque todas las actividades...

Ojalá pudiéramos estar una temporadita sin relojes, sin medir el tiempo y los horarios, sin hacer nada que es hacer mucho y poniendo la mente en blanco. Por ahora misión imposible. Como estos dos turistas contemplando los monumentos, entre ellos el reloj de la catedral, menos mal...

Besos.