CUCOS O JETAS

Los cucos plumíferos se aprovechan de los nidos ajenos para depositar sus huevos y que sean los incautos anfitriones quienes incuben y críen a sus polluelos. Actúan con un sigilo sorprendente. Igualito que los cucos humanos, esas personas que se aprovechan de la buena fe y los recursos de sus congéneres en su propio beneficio con su sonrisa de camuflaje. La pájara, además, imita el canto del temido gavilán para asustar a los padres adoptivos que no se den cuenta de la existencia del intruso. El cuadro se completa cuando nacen los polluelos cucos y se apropian del nido expulsando a las crías legítimas.

En las aves es supervivencia, en los humanos es la conducta tramposa de las «personalidades cuco» que, cuando ya le han sacado el jugo, deciden pasar al abordaje como los piratas y despojarle de aquello que es suyo. En el lenguaje popular «ser muy cuco» significa ser un aprovechado que parasita a base de argucias o abusos. Pero, sobre todo, por el incremento de las personalidades narcisistas, personas con baja empatía que no tienen escrúpulos en manipular para salirse con la suya. Al igual que las aves prefieren parasitar a construir nada. Está el buerrollista y la sanguijuela.

(Isabel Serrano)

El aprovechado es una especie que nada más lejos de pensar que está en fase de extinción. Los hay por todas partes. Estos que se acercan a ti, te dicen lo bien que haces todo y acaban quedándose con el resultado de tu trabajo llevándose además los parabienes.

Tal y como hacen los cucos, que se las traen, se van acercando en plan buerrollista, te alaban el oído y se convierten en sanguijuelas. Sobre todo ocurre en una época en  la que el trabajo en equipo está muy valorado y no todos saben cómo se hace o si lo saben se hacen los tontos. Se las ingenian para salir siempre a flote como el flotador de la foto.... Son simple y llanamente unos JETAS. 

Mira a tu alrededor y escucha por si oyes cu-cu, cu-cu.

Besos.