DETECTIVES

A quién puede extrañar que el detective sea uno de los personajes más queridos de la literatura de entretenimiento. Y no me refiero al de la novela negra, solitario, dipsómano, con el «mégot» colgado de los labios, golpeado por la vida, con una gabardina en cuyo bolsillo lleva aferrado un Colt. Me refiero ahora a quien, a la manera de Holmes, resuelve misterios mediante la aplicación de una inteligencia deductiva que le permite ir desentrañando madejas que al principio parecían imposibles. Y a nosotros, asombrados, con él.

La vida real también ofrece a menudo, a detectives de este corte, misterios que han de ser resueltos a partir de una pista mínima que sólo a un coloso de la inteligencia conduce a alguna parte. Pistas que mantienen al detective, bajo el halo de luz de un flexo, tal vez con alguna manía como botar una pelota o beber té, enfrascado en un trabajo ciclópeo de asociación de ideas y deducción con el cual rasca y rasca hasta que le suena el «jackpot» de la inteligencia. ¡El mayordomo en la biblioteca con el candelabro!

(David Gistau)

Fantásticas estas líneas de Gistau en las que se describe al detective clásico, el que, con sus deducciones inesperadas y atando cabos de aquí y de allí, consigue resolver cualquier caso por muy enrevesado que sea. Muchos son los detectives famosos que nos ha ofrecido la literatura, tipo Holmes y Poirot y no menos conocidos son los que hemos visto hasta la saciedad en esas series americanas que aún estaban en blanco y negro hasta llegar al color: Mannix, Colombo, Ironsade, Kojac... o las más modernas de Mentes criminales o el Mentalista...para todos los gustos. En el cine español también se recuerda al gran detective que encarnó en las películas de Garci, Alfredo Landa, en la más pura línea de la novela negra.

Pero en la realidad la profesión de detective no es así como la pintan. Parace que se limitan a hacer seguimientos de encargo en casos de infidelidades o de cuestiones de empresas y últimamente en cuestiones judiciales para ayudar a añadir pruebas en el algún proceso. Estoy pensando en el seguimiento que le hicieron a la chica violada en Pamplona. Sin comentarios...

Mejor escudriñar el mensaje y los personajes que se pueden encontrar en esta magnífica iglesia siciliana. Las personas miran hacia arriba con tanto interés... y el fotógrafo las inmortalizó.

Besos.