DORMIR CON CALOR

Este verano, calor extremo y noches tropicales son dos conceptos que acaparan titulares y minutos de televisión y radio. Las olas de calor de las últimas semanas y meses están dejando temperaturas diurnas y nocturnas que marcan nuevos hitos en la historia meteorológica del país. Registros que hacen complicada la vida de día y el descanso de noche.

Por su definición, las noches tropicales son aquellas en las que «el mercurio no baja de los 20ºC», recuerda José Antonio Maldonado. No queda ahí, con el paso del tiempo se está volviendo habitual hablar de las noches tórridas, aquellas que no bajan de los 25ºC, algo impensable hasta hace poco tiempo. Cifras que hacen especialmente difícil conciliar el sueño. La temperatura es fundamental para dormir y la franja idónea es entre 19 y 22ºC. «Por encima y por debajo es complicado conciliar el sueño. Para iniciar el ciclo del sueño, tenemos que bajar la temperatura corporal periférica medio grado. Por eso, por ejemplo, no se recomienda hacer ejercicio antes de ir a dormir, porque se calienta el cuerpo y no se descansa. Si no pierdes calor, no duermes. Una anomalía cada vez más frecuente que nos va a obligar a repensar nuestros dormitorios que tendrán que prestar más atención a los sistemas que controlen la temperatura y que no sean solo un colchón con luz encima como hasta ahora.

(José A. González)

Los calores que estamos padeciendo nos hacen a todos tener muchos problemas a la hora de conciliar el sueño. Las noches tórridas no nos dejan descansar en condiciones. En lugares como la meseta, al menos parece que por las noches refresca algo, pero están las casas tan recalentadas que no hay manera. La opción del aire acondicionado es la idónea, pero tampoco es demasiado aconsejable dormir toda la noche con él encendido. Así que no queda otra que hacerlo con las ventanas abiertas de par en par, haciendo corriente o quedarse en la terraza en una tumbona "à la belle étoile" como dicen los franceses. Esta última opción la hemos barajado alguna vez, no creas.

En fin, procuremos acostarnos recién duchados con agua fría, que parece ser que el cuerpo refrescadito hace que el primer sueño sea más fácil, pero después, ya se verá. A estas alturas del cambio climático habrá que organizar los dormitorios de otra manera o dormir en la naturaleza, al aire libre en lo alto de una montaña, como en la foto que se hizo desde la Catedral de Cuenca.

Besos.