DURA LEX SED LEX

Mi abogado presentó el primer escrito referido a la causa en 1999, año en el que el Deportivo ganó su última liga. Desde entonces había tenido dos hijos, tres trabajos, y mi suegra había fallecido. Tras suspender la vista innumerables veces (faltaba un testigo, el perito no había aportado el documento, su señoría se había ausentado...), siendo todo ello de lo más legal – según mi abogado –, en julio 2014 llegó una nueva citación. Ya ante el Ilustre Juez, intenté recordar, sin suerte, qué había pedido, a quién y por qué, pero fue del todo inútil, por lo que dirigiéndome respetuosamente a su Señoría manifesté: “Déjelo, no se preocupe, no debía ser tan grave la cosa, de lo contrario recordaría que narices estoy haciendo aquí”. “Que tengan buen día”. Y sin más dilación abandoné la Sala, eso sí, muy pausadamente, tal y como requiere la justicia.

(Eulalia Brondo)

Ya se sabe que la justicia es lenta, desquiciante a veces, pero implacable. Puede tardar mucho tiempo en resolver las denuncias, las ilegalidades, para desesperación del más pintado, pero cuando el mecanismo se pone en marchar ya no hay nadie que la pare. Y las sentencias acaban llegando. Ahora bien, entre sentencias, recursos a estancias superiores de unos y otros la resolución final se puede retrasar tanto que ya no tiene sentido. Como le ocurrió a la persona del relato, después de tantos años ya no recordaba el motivo de la denuncia ni qué es lo que había pedido. Lo dejó estar y se fue.

Lo que puede resultar una parodia tiene su parte de verdad. Oía ayer por la radio el caso de una persona a la que le oKuparon (con K) su casa y tanto tardó la justicia en dirimir el asunto que ya no pudo habitarla ni venderla por el mal estado en el que se la habían dejado. Ya quisiera tenerlo alfombrado como el parque de al lado de mi casa, tan bonito.

Hay que acordarse de la maldición gitana que dice, "tengas pleitos y los ganes", pero también tener presente el adagio latino de "dura lex, sed lex" y confiar en la justicia. ¿o no?

Besos